Chiste repetido no da risa

La nueva etapa en la relación entre el Ejecutivo de Vizcarra y el Legislativo de Olaechea me hace pensar en los días previos al derrocamiento de PPK, marcados por el doble discurso, la hipocresía, los complots e intentos de llevar la discusión a una iglesia o a la sala de un cardenal.

En las últimas semanas, el fujimorismo ha llamado a Vizcarra traidor, dictador, golpista y chavista. Se han burlado de su propuesta de adelanto de elecciones, a pesar de que una amplia mayoría de peruanos la aprueba. Pusieron a Karina Beteta de vicepresidenta del Congreso. Mantuvieron a Rosa Bartra en la presidencia de la Comisión de Constitución y dejaron que Héctor Becerril sea uno de los miembros de ese grupo de trabajo que se ha vuelto gravitante en la relación Ejecutivo-Legislativo. Colocaron a Tamar Arimborgo, que llamó Sodoma y Gomorra al Minedu, y que cree que el enfoque de género produce cáncer y sida, a la cabeza de la Comisión de Educación. También designaron a Milagros Salazar, quien llamó “malnacido” al presidente Vizcarra, como vocera principal de la bancada de Fuerza Popular. Como si lo anterior no fuese suficiente, ahora han citado al hermano de Vizcarra a la Comisión de Fiscalización para ver si logran embarrarlo con alguno de los casos de Odebrecht. ¿Así pretenden un escenario de diálogo que permita construir una agenda común a 2021?

Lo que parece, en realidad, es que Olaechea y los miembros del fujiaprismo parlamentario están decididos a demorar todo lo que se pueda el debate sobre el adelanto de elecciones. Su objetivo es que los plazos tan cortos hagan que sea imposible convocar a nuevas elecciones y así archivar ese proyecto de reforma. Hecho esto, Vizcarra quedaría debilitado y, no sorprendería, buscarían vacarlo. Ya conocemos esta historia.