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Una hazaña teatral
Camilo Torres: Una hazaña teatral
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La azarosa y feliz curiosidad de Alfonso Santistevan lo llevó a descubrir, en un volumen de historia colonial, el insólito destino de fray Calixto de San José Túpac Inca. El registro de su epopeya individual es Una hazaña nacional, que ahora está en escena, en el Teatro Ricardo Blume. Mestizo en el siglo XVIII, Calixto era un donado (sirviente) franciscano y estaba impedido de ser fraile. Su miseria y la de los indios lo llevó a redactar un informe reformista dirigido al rey y conocido como la Exclamación. Ante la indiferencia de Lima, el donado parte sin autorización y en Cusco halla la misma frialdad en la nobleza incaica. Entonces Calixto se lanza a la empresa de llevar él mismo el documento y entregárselo al monarca. Sin dinero ni autorización, empieza una odisea, junto con fray Isidoro de Cala, que culminará dos años después, en Madrid…
Dirigida por el autor, esta obra es una aventura verbal que transita por el lenguaje de la exhortación callejera, diálogos de la época y distintas lenguas. A esta poética abierta corresponde una puesta en escena donde tres actores encarnan variados y sucesivos personajes y aun voces que comentan o cuestionan su relato. Pold Gastelo, Daniela Trucíos y Ricardo Bromley representan con virtuosismo una obra conmovedora y muy exigente. Creo que varias escenas, como la de Trucíos encarnando al rebelde Juan Santos Atahualpa, son memorables y merecen ser estudiadas. Por lo demás, la historia de Calixto, quien en el curso de su desesperada aventura ascenderá a fraile, tiene vacíos e interrogantes que el dramaturgo utiliza astutamente o propone al público como enigmas sin respuesta.
Si en nuestro delirante siglo XIX la República hubiese gestado una nación, esta obra no perdería nada de su valor artístico. Pero la burguesía no quiso o no pudo formar una nación peruana. Esta carencia le confiere a Una hazaña nacional un valor añadido: la actualidad amarga, urgente, de un testimonio, de una elegía, de una tragedia que aún no ha concluido. (No fuimos una nación unida ante el terrorismo subversivo ni ante el terrorismo de un cuartel con un horno para incinerar civiles; no fuimos una nación cuando el COVID-19 mató a 220 mil peruanos.) Alfonso Santistevan es uno de nuestros mayores dramaturgos. El montaje de una obra suya es siempre un motivo de alegría.
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