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Lenta recuperación económica
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El pasado 1 julio se decidió terminar con el confinamiento, a excepción de siete regiones. El objetivo es reactivar la economía. Las caídas de marzo (-16.6%), abril (-40.5) y mayo (-32.8%) hacían insostenible el aislamiento. Sin embargo, esto no significa que lo peor haya pasado. De acuerdo con cifras oficiales, ha aumentado el número de contagios en los últimos días y el sistema de salud nacional está colapsado. Ya no solo es Lima.
Como la salud es la otra cara de la economía, la recuperación será lenta mientras esta tendencia se mantenga. La mejor política económica es la detención de la propagación del virus. Sin ella, no será posible recuperar la economía y debemos tenerlo claro. Al menos dos razones explican la afirmación anterior.
Primero, la apertura es gradual y seguirá siéndolo hasta que el crecimiento de los contagios se detenga. Las empresas están abiertas y otras se abrirán, pero con restricciones. Como ejemplo pensemos en un restaurante. Antes de la pandemia atendía al 100% de capacidad, ahora al 40%. En lugar de contratar seis cocineros, solo requerirá tres. Ya no ocho mozos, sino tres. Esta limitación de los aforos determinará el ritmo de avance de la economía. Y se mantendrá o revertirá, a menos que controlemos los contagios.
Segundo, la lenta recuperación del empleo mantendrá débil la demanda y, por ende, la oferta (producción) no crecerá como antes. En Lima, los más afectados son los informales y los jóvenes. Y esto no se solucionará rápido, pues es natural que haya temor, tanto a gastar como a contratar. Poscrisis crecerá la preferencia por el ahorro y por una reducción de costos de las empresas (de cualquier tamaño). Recuerden que tras meses sin producir, lo más probable es que hayan tomado deuda. Y habrá que pagarla.
En abril, el gobierno indicó que la apertura de la economía en un 95% iba a ocurrir en diciembre. Ahora será este mes. ¿Qué cambió para abrir de manera apresurada la economía? ¿Acaso fue el control de los contagios? Me parece que no. Lo único que queda es que la economía ya no aguantaba más. Tras 107 días de confinamiento, los contagios seguían. ¿Para qué seguir con el mismo? Mi idea es que, como tenía que ser, en un inicio se priorizó la salud sobre la economía. Ahora, ambos están en el mismo nivel.
Recuperar la economía y con ella los empleos es el objetivo. Sin embargo, todo depende del control de los contagios. No se trata de criticar. Es fácil ser general después de la batalla. Como en el fútbol. Todos creemos saber quiénes debieron ser titulares en un partido que se va empatando o perdiendo al final del primer tiempo. Lo real es que, con defectos y errores, había que decidir antes de que comenzara el partido. Y eso era difícil, pues no conocíamos al rival que enfrentábamos; ahora seguimos sin conocerlo bien; sabemos más que hace cuatro meses pero no mucho más. Al igual que en el fútbol, falta el segundo tiempo. Nuevo gabinete. Muchos cambios. Entiendo la frustración de muchos y la necesidad humana de buscar culpables. Solo pregunto, ¿eso va a cambiar la situación? No, lo haremos todos. Hinchas y
jugadores.
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