Existe un dicho que dice que los pueblos no tienen memoria. Digo esto porque, al parecer, muchos han olvidado lo que significa en la política peruana ser caviar, y la realidad real indica que el caviar representa la mentira, mientras que los peruanos lo único que quieren es que se les deje de mentir.
Para que se logre entender que la verdad no siempre es agradable, pero que finalmente es mucho menos costosa que la mentira, podemos recurrir al siguiente ejemplo:
Si un médico detecta que su paciente sufre una enfermedad grave, ¿qué es mejor? ¿Que el paciente sepa la verdad, se trate correctamente y sobreviva, o que el paciente no conozca la verdad y que crea estar sano para luego perder la vida?
Esta comparación, si se quiere dolorosa, representa lo que sucede en la política. Los peruanos tenemos la necesidad de demostrar que la verdad es mejor que la mentira. En cambio, el caviar no tiene escrúpulo alguno para usar la mentira y hacerle creer a la sociedad que es sana y hasta inmortal.
Por eso, repetiré las preguntas que formulé en este mismo espacio: ¿qué hicieron los caviares por el Perú y los peruanos? ¿Hicieron algo para luchar contra la corrupción, la delincuencia y el terrorismo? ¿Qué hicieron para que los ciudadanos sean prósperos? ¿Alguna obra importante? ¿Mejoraron la calidad de la educación o de la salud?
No, solo nos han dado discursos populistas con cero resultados. Han destruido las instituciones, controlan los medios y la justicia, defienden terroristas y persiguen a sus enemigos políticos y las FF.AA. Dicen proteger a las minorías, pero solo para enriquecerse, generar privilegios y atacar a la familia, los valores y los principios. Dicen ser demócratas, pero apoyan las dictaduras de izquierda.
Debemos definir que la casta caviar en el Perú representa lo peor de la expresión política. Son hipócritas, mienten y usan sus ONG para infiltrarse a todo nivel y, para colmo, hacer que el empresariado pise el palito y sea uno de sus principales financistas.
Por eso, para determinar si alguien puede decir: “Yo no soy caviar”, el razonamiento es el siguiente: “Yo no soy caviar porque no miento, porque creo en la familia, sus valores y la vida; porque creo en el emprendimiento, la propiedad privada, en menos impuestos y menos Estado. Yo creo y respeto a mis FF.AA. y, finalmente, porque creo en la verdad y quiero un cambio de verdad”.
Terminar con la naturaleza camaleónica y el andar hipócrita de la peor lacra social que tiene el Perú es, sin duda alguna, el cambio de ciclo.