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[OPINIÓN] Richard Arce: “Una reflexión sobre el acoso político”
Una vez más, una falta de coherencia y el infantilismo de la izquierda se ponen de manifiesto, mostrándonos que los intereses de grupo y sus revanchas personales están por encima de los principios y las banderas de lucha.
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Publiqué un artículo esta semana sobre el acoso político. Es bueno reiterarlo porque no solo ya está legislado y sancionado en nuestro ordenamiento jurídico, sino que es importante posicionarlo en la opinión pública para que se entienda que no se puede atacar sistemáticamente a una mujer por su condición de fémina o por su posición política, con el objetivo de menoscabar, limitar u obstaculizar el ejercicio de sus derechos políticos.
Y me remito a los hechos acontecidos esta semana, que justamente involucran a dos políticas de izquierda, Isabel Cortez y Sigrid Bazán, cuya posición política, más allá de las discrepancias que uno pueda tener, se respeta, y no puede ser motivo para el ataque sistemático que están teniendo justamente desde sectores radicales de extrema izquierda y de derecha.
La polarización del país es evidente, lo refrenda el último informe de la CIDH y lo hemos vivido en las últimas elecciones presidenciales e inclusive durante la conflictividad social, y justamente en estos espacios es donde los extremos han tomado protagonismo y pretenden imponer sus agendas. Ahí no se salvan ni la derecha ni la izquierda, porque han sido capaces de coludirse inclusive en el Parlamento para lograr sus ambiciones y angurrias.
Ahora, en este contexto, esta semana se ha visto con sorpresa el ataque furibundo que ha recibido ‘Chabelita’ desde justamente los sectores “pensantes” de la izquierda, que son los espacios donde promovimos la sanción con la Ley del Acoso Político. Paradójico, las que ahora atacan son las que se presentaban como abanderadas de la lucha contra el acoso político.
Una vez más, una falta de coherencia y el infantilismo de la izquierda se ponen de manifiesto, mostrándonos que los intereses de grupo y sus revanchas personales están por encima de los principios y las banderas de lucha.
Es oportuno también mostrar el caso de Sigrid Bazán como otra muestra de acoso político, con una denuncia direccionada basada más en especulaciones, con un claro objetivo de silenciar su voz, esta vez desde la extrema derecha que, a través de medios de comunicación y redes sociales, pretenden desacreditarla y arrinconarla. Eso no se hace.
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