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‘Yo soy Betty, la Fea’: Telenovela moderna (reseña)
Opinión de la telenovela latinoamericana Yo soy Betty, la fea luego de que Netflix anunció que el próximo 10 de julio retirará de su catálogo la telenovela.
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Hace poco, Netflix anunció que el próximo 10 de julio retirará de su catálogo la telenovela Yo soy Betty, la fea, lo que llevó a muchos usuarios de Latinoamérica a criticar semejante decisión. Estrenada a finales de los años 90, la producción colombiana creada por el guionista y productor Fernando Gaitán llegó a convertirse en una de las producciones bandera de la época, logrando fama incluso fuera de Latinoamérica, transmitiéndose en más de 100 países.
¿Por qué esta producción llegó a marcar tanto a las audiencias, que vuelven por ella a pesar del tiempo transcurrido?
Bien se podría resumir el éxito de Yo soy Betty, la fea en una sola palabra: modernidad. La telenovela colombiana se convirtió en un ícono de la cultura latinoamericana al romper patrones y clichés que otras novelas de la época repetían sin cesar.
En la trama, la heroína Beatriz Pinzón (interpretada por Ana María Orozco) no es una hermosa santurrona tontuela que termina casándose con el patrón. Betty, además de ser bondadosa, destaca por su inteligencia e ingenio en una sociedad superficial que siempre la subestimará por su aspecto. Aún así, ella no se da por vencida y consigue ascender en su nuevo trabajo. A lo largo de sus más de trescientos capítulos, llegamos a empatizar con Betty porque vemos nuestros propios problemas y triunfos en ella.
Otro elemento a destacar de Yo soy Betty, la fea sobre otras telenovelas es su dedicación a la comedia. En un mar de melodramas, sobre todo retratos de ricos y pobres, surgió esta telenovela con una visión más ingeniosa del asunto. Es una forma bastante ‘latina’ de presentar los dilemas de nuestra sociedad. Puede resultar cruda e injusta, pero mediante un buen chiste ligero los altibajos de la vida pueden volverse más digeribles.
Otro punto a resaltar es que a través de Yo soy Betty, la fea también vimos reflejado nuestro mundo de una manera más realista, muy distinta a los melodramas de los ricachones. Esto puede explicar que gente de diferentes clases sociales se terminó encariñando con la novela. Podíamos reconocer a cualquier personaje en nuestro día a día.
Yo soy Betty, la fea se irá pronto. Netflix la podrá sacar de su plataforma, pero no de nuestros corazones.
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