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Ciudades que cuidan
“No nos damos cuenta de que estamos arrebatándoles a nuestros hijos su libertad y a nosotros la tranquilidad al no poder vivir en una ciudad segura y que nos ofrezca bienestar”.
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La horrible muerte de la niña Xohana nos ha mostrado no solo la negligencia y descuido que existe en nuestros espacios públicos, sino también la insensibilidad de nuestra sociedad. Sociedad que no solo ha renunciado a vivir en una ciudad mejor, sino que ha normalizado que esta siempre nos va a agredir y que nunca estaremos seguros en ella (ni siendo adultos ni, mucho menos, niños). Casos parecidos ya ocurrieron antes y no se ha aprendido nada de ellos: una pareja ciega que cayó de un puente peatonal sin terminar, un niño de once que se cayó en el hueco de otro puente, otro niño pequeño murió al caer dentro de un buzón sin tapa, otro murió aplastado por un tobogán.
Esto es un gran problema, pues cuando mucha gente acepta como normal que los espacios públicos puedan matarte, son pocos los que reclamarán por la buena calidad de los mismos. De esa manera, se incorporan prácticas y estrategias de protección de los peligros que habitan la ciudad y una de ellas, quizá la más horrible, es la pérdida de libertad de nuestros hijos. Cada vez menos niños salen a jugar a la calle y vemos más y más noticias de niños secuestrados y niñas violadas que aterran a todos los padres.
Esto da lugar a madres y padres paranoicos, a niños inseguros y con pocas experiencias, más allá de aquellas que ocurren en los espacios cerrados a los que está confinada su vida: su casa y su colegio. Cuando van a la calle, un adulto no les quita los ojos de encima, les evita cualquier riesgo e incluso, en muchas ocasiones, ni los dejan intentar y, menos aún, decidir. La crianza intensiva y los niños reprimidos están marcando nuestra sociedad y parece que no queremos darnos cuenta de que no tiene que ser así. De esa naturalización vienen los airados reclamos a los padres de Xohana, incluso inmediatamente después de confirmarse que perdieron a su hija.
El pequeño cuerpecito de Xohana fue encontrado el mismo día que se celebraba el Día del Niño en el país. A ella le hemos fallado todos, el alcalde y sus funcionarios, la Policía y la prensa y, sobre todo, aquellas personas que creen que son normales los buzones sin tapa, los juegos rotos, los puentes sin terminar, las veredas que no existen. No nos damos cuenta de que estamos arrebatándoles a nuestros hijos su libertad y a nosotros la tranquilidad al no poder vivir en una ciudad segura y que nos ofrezca bienestar. Además, no olvidemos que necesitamos criar colectivamente, en familia y en tribu, y para ello también necesitamos ciudades que nos cuiden y no que nos maten.
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