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Indefensos
“Se evidencia que no solo estamos a merced de delincuentes, sino también desprotegidos por las propias autoridades”.
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En las últimas semanas conocí de cuatro casos que ponen de manifiesto lo indefensos que estamos los ciudadanos y cómo el Estado no puede garantizar un mínimo de protección y, al contrario, es él mismo quien nos perjudica.
El primero es el caso de César Ramírez Polanco, quien recibió un diagnóstico por parte de Essalud que indicaba la presencia de un tumor maligno. Por suerte, para él y su familia, un médico particular le dio la noticia de que dicho diagnóstico no tenía ni pies ni cabeza. La sentencia a muerte era falsa. Tremenda irresponsabilidad que solo mina la poca confianza en la prestación de salud pública.
El segundo caso es de un amigo querido, a quien solo llamaremos M. La identidad de M fue suplantada y, para hacer la historia corta, le robaron dinero. La estafa ocurrió en Lima y al encontrarse en provincia, fue su madre quien se acercó a la comisaría y, posteriormente, a la Dirincri a realizar la denuncia. ¿La atendieron? No... eran más de las 6 de la tarde. Datazo para los choros: cometan sus fechorías cuando termine el horario de oficina. Además, le dijeron que era él quien debía presentarse, así que se acercó a poner la denuncia en la comisaría de la provincia donde estaba y tampoco se la aceptaron pues debía hacerlo en Lima. ¿Entendieron? Así de complicado.
M tuvo suerte, a diferencia de la señorita terramoza cuya historia hemos escuchado con la boca abierta en los últimos días. Ella fue ultrajada sexualmente por sus compañeros de trabajo, quienes, a pesar de confesar, ahora se encuentran libres ante un inaudito peloteo entre la Policía y la Fiscalía pues el hecho ocurrió en Nasca y no en Lima. Un escándalo.
Otro caso en el que se evidencia la desprotección ocurrió cuando, al vencerse el plazo de la prisión preventiva, una banda de delincuentes fue puesta en libertad. Esto motivó, y con razón, el reclamo airado del ex ministro del Interior Basombrío, quien lamentó que el trabajo de cientos de policías y decenas de fiscales se vaya al agua. Es el propio Estado el que se mete cabe.
Se evidencia que no solo estamos a merced de delincuentes, sino también desprotegidos por las propias autoridades, quienes, en muchos casos, se esfuerzan por evitar que denuncies. No es sorpresa que, según la PNP, solo el 11.7% de limeños y el 13.7% de chalacos hayan denunciado los delitos que sufrieron en 2016, cifra que se reduce desde 2010.
* Aprovecho este espacio para celebrar a Aldo Cavagnari pues nos demostró siempre que la vida debe ser divertida y él siempre supo pasarla bien. A su familia y amigos, todo mi cariño.
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