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Mariana Alegre: De lo que no se habla
“No se habla del pacto de silencio entre ciudadanos y autoridades. Tú invades y yo no digo nada. Para qué complicarnos la vida, si tú necesitas casa y yo no tengo cómo fiscalizar”.
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El jueves me invitaron a un conversatorio titulado “Hablemos de lo que no se habla” en relación a la gestión de riesgos de desastres, organizado por Coopi, CARE Perú, IRD, Predes, Save the Children y Soluciones Prácticas, con el financiamiento de USAID. Esa misma noche ocurrió el terremoto en México. Les comparto algunos comentarios sobre las cosas que no se quieren decir y que impiden una buena prevención y aumentan nuestra vulnerabilidad.
No se quiere hablar de resiliencia y cambio climático. Aún encontramos funcionarios del gobierno reticentes a ampliar sus visiones y, por lo tanto, a promover políticas públicas que vayan más allá de la atención de la emergencia. De la misma manera, no se termina de entender que las vulnerabilidades aumentan cuando las ciudades se hacen más grandes.
Ya no solo hay que preocuparse por el fenómeno natural, sino por los riesgos a los que nos exponemos producto del crecimiento urbano y la concentración de la población. Por ende, no se preocupan por diseñar ciudades que satisfagan las necesidades de las personas.
Tampoco se quiere hablar de la ausencia de una política de vivienda social ni de los prejuicios que existen y que dividen nuestra sociedad en ciudadanos de primera y segunda categoría. División que se ve tan bien reflejada cuando se habla de vecinos y de pobladores.
Los vecinos sí pueden acceder a créditos para viviendas, los pobladores deben invadir terrenos y verse engañados por las mafias de traficantes que surgen, precisamente, ante la falta de alternativas de vivienda digna. De ahí nos quejamos porque ocupan zonas de laderas o riberas de ríos, poniendo en riesgo sus vidas. ¡Qué se habrán creído!
No se habla del pacto de silencio entre ciudadanos y autoridades. Tú invades y yo no digo nada. Para qué complicarnos la vida, si tú necesitas casa y yo no tengo cómo fiscalizar. Tampoco se habla de la responsabilidad ni de la ética de las autoridades ni de los profesionales que construyen la ciudad. Menos aún se habla de la corrupción.
Al fin y al cabo, no interesa invertir en prevención ni exigir construcciones más seguras, porque hacerlo resulta muy caro y la vida de la gente vale muy poco. No les parece costo-efectivo y esto es algo de lo que nadie habla.
Quedan solo dos días para postular una idea ciudadana al Concurso Desafíos D, impulsado por la PCM. Quién sabe, quizá tú tengas una idea para mejorar nuestra gestión de riesgos u otro aspecto de nuestra ciudad. ¡Postúlala!
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