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(OPINIÖN) Mariana Alegre: “Una ciudad que nos desprecia”
Nos ofrece falsas playas y las verdaderas las privatizan. No nos dan un sistema de transporte de calidad.
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Lima nos maltrata. No solo nos ofrecen piscinas transformadas en ridículas “playas” que, además, inauguran en pleno invierno, sino que parece que lo medieval ha regresado con fuerza, pues no les da vergüenza exclamar que el mar es privado a los del club Regatas. En buena hora el plantón convocado a la zona de la poza por surfers, nadadores y paddleros. El mar es de todos, ¡que quede claro!
Además, la crisis del transporte continúa y los usuarios seguimos siendo los afectados. Preocupa la institucionalidad, pues la modificación de causales de destitución que aprobó el Ministerio de Transportes ahora incluye la pérdida de confianza. En ese sentido, es quien ocupa el sillón ministerial quien decide si el presidente de la Autoridad del Transporte Urbano (ATU) se queda o no. Y, aunque hoy el reemplazo resulta ser una persona técnica, esto es peligroso, pues luego cualquier otro ministro puede colocar a quien le plazca. Ya hemos vivido esto, cuando Pedro Castillo hizo lo que quiso con los diversos cambios antitécnicos que criticamos tanto. Esto no es algo nuevo. Francisco Sagasti hizo lo propio y metió mano en Servir cuando tampoco le correspondía. La verdad es que me quedan muchas dudas sobre la constitucionalidad de esta medida y la institucionalidad es fundamental en un Estado de derecho.
Por otro lado, ¿qué va a pasar con la reforma de transporte? La misma que languidece mientras mafias de colectiveros buscan colarse a como dé lugar. La ATU, durante la gestión de María Jara, ha avanzado en varios asuntos institucionales, incluyendo el plan de movilidad que está en elaboración y se encontraba ad portas de otorgar autorizaciones por cinco años. ¿Será que estos procesos continuarán y veremos sus frutos? ¿Será que el nuevo presidente que ahora sí cuenta con la confianza de la ministra Lazarte podrá avanzar en los tan importantes cambios que se requieren? Si bien la ministra ha sido tajante en advertir que no está respondiendo a los intereses y a las amenazas de los colectiveros, preocupa que en un gobierno nacional tan cuestionado y, potencialmente, tan frágil, sea poco el tiempo que tengan disponible para realmente lograr un transporte de calidad.Mientras tanto, Lima nos sigue maltratando. Nos ofrece falsas playas y las verdaderas las privatizan. No nos dan un sistema de transporte de calidad y nos lanzan a las garras de los colectiveros que se relamen con los pedazos que les tocan. Tristemente, Lima es una ciudad que nos desprecia.
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