Vamos a seguir insistiendo desde esta columna sobre la situación caótica que estamos viviendo con el desborde de la criminalidad, la que está azotando al país y que en estas semanas se ha manifestado con mayor incidencia de actos violentos cometidos por delincuentes. Los criminales están matando en las calles como si tuvieran licencia para matar; basta ver los últimos crímenes efectuados hasta en un centro educativo, donde asesinaron a un maestro.
Por eso la necesidad de convocar a un paro nacional, porque prácticamente no tenemos autoridades que se hagan responsables para atender el problema. Los ministros no saben ni dónde están parados. Tal es su incapacidad que solo se han dedicado a medidas efectistas y hacer show en medio de la desgracia. Por ejemplo, la deplorable actitud del ministro Morgan Quero, que en pleno dolor de la tragedia se dedicó a hacer politiquería barata, haciendo arengas, cuando los presentes solo lo pifiaban, porque la gente se da cuenta de quiénes son los verdaderos responsables de esta situación extrema que estamos viviendo.
El incapaz ministro del Interior tampoco se quedó atrás y para pretender demostrar que está trabajando se fue a despachar desde una comisaria de Vitarte, para supuestamente abordar el caso del profesor asesinado. Habría que explicarle que su trabajo no es de policía, ni de perito de investigación criminal, la “chamba” de un ministro es desarrollar políticas públicas para garantizar la seguridad ciudadana. Tiene toda una institución a su servicio, con todo lo necesario, logística, personal especializado y sobre todo la disponibilidad del presupuesto para realizar su labor. Con un lego en materia de seguridad ciudadana, no podemos esperar nada de la gestión de Santiváñez, así que la población está en orfandad.
Por eso, la delincuencia no para. Ayer, en Comas, en plena avenida Túpac Amaru, un bus repleto de pasajeros fue baleado con el objetivo de matar al chofer del bus de la empresa Urano Tours, al mismo estilo de lo sucedido con Perú Bus el fin de semana como modus operandi. La delincuencia se siente empoderada con los congresistas y el Gobierno que los respalda con las leyes infames.
Son unos miserables estos ministros, los engreídos de Dina Boluarte; su paso por el Estado es tan intrascendente que solo serán recordados por estos escándalos. Y pensar que tanto criticábamos a Castillo por la calidad de sus ministros, para estar hoy en la misma desgracia.
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