Debo confesar que hace unos días, luego de ver la intervención del presidente del BCRP, Julio Velarde, quedé asombrado ante las preguntas de los congresistas. No imaginé que tuvieran un absoluto desconocimiento de la entidad que nos ha dado una de las únicas fortalezas que tiene la economía peruana. Lo más increíble es que quienes hicieron las preguntas son quienes llegaron al Congreso con el objetivo de cambiar la Constitución. ¿Cómo podían cambiarla si, ahora me queda claro, ni siquiera la habían leído? En fin, con el objetivo de aclarar dudas, procedo a explicar el rol del BCRP, que se encuentra en la Constitución y en su ley orgánica.
El BCRP es un ente independiente del MEF y es el encargado de las políticas monetaria (control de la inflación) y cambiaria (manejo del tipo de cambio o precio del dólar). Su objetivo único es preservar la estabilidad monetaria, definida como el logro de una meta anual de inflación de entre 1% y 3%.
No tiene una meta con respecto del tipo de cambio, aunque sí interviene en el mercado, comprando o vendiendo dólares para evitar fluctuaciones bruscas. Por eso, vemos que, cuando el precio del dólar sube o baja, lo hace de manera suave. El BCRP no fija el tipo de cambio, sino que reduce lo que los economistas llaman “volatilidad”, pues el precio del dólar depende del mercado.
A veces no le damos el mérito real a la estabilidad monetaria. El concepto se refiere al control de la inflación por parte del BCRP. En los años 80, los aumentos casi diarios de los precios eran algo normal. En 1990, el incremento llegó a 7,650% solo ese año. Entre 2001 y 2023, el promedio anual fue de 3.0%, mientras que en los últimos doce meses (de octubre 2023 a septiembre 2024) ascendió a 1.85%. Es cierto que entre 2021 y 2022 aumentaron los precios de varios bienes de la canasta básica. Las razones estuvieron conectadas con los aumentos de los precios internacionales de los insumos, unidos al aumento del precio del dólar, por razones relacionadas con las expectativas, dada la incertidumbre política.
Lograr la estabilidad monetaria fue difícil. Una de las reformas clave fue independizar al BCRP de las presiones que recibía del Poder Ejecutivo. Eso se mantiene. Además, desde 2002 se estableció un objetivo único: la estabilidad monetaria, entendida como una meta anual de inflación de 2.5% +/- 1%. En 2007 se ajustó la meta a 2% anual +/- 1%. El sistema se denomina “metas explícitas de inflación” o inflation targeting. Si revisamos la evidencia empírica, la relación entre estabilidad monetaria y crecimiento económico es clara: a mayor estabilidad monetaria, mayor crecimiento.
El BCRP es autónomo. Está prohibido de prestarle dinero al Poder Ejecutivo, entregar dinero a entidades de fomento o establecer distintos tipos de cambio. Las tres eran características de la década de los 80, que terminaron en hiperinflación y en una de las peores crisis económicas de nuestra historia. La autonomía le otorga al BCRP libertad para establecer su política monetaria sin presiones del Ejecutivo. Y eso ha sido respetado por todos los presidentes de los últimos 30 años.
Nuestras decisiones debemos basarlas en evidencia empírica y no solo en buenas intenciones. El compromiso con la estabilidad monetaria y la independencia del Banco Central deben ser asumidas por todos. Es una lección de nuestra propia historia económica.