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El ratón Silva
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Columnista invitado:
Daniel Olivares, congresista
¡Se retira con el número 9... Jesús Torrealva! ¡Ingresa... con el número 7... el ratón Silva! Ese grito del narrador resume uno de mis mejores recuerdos de niñez: escuchar partidos de fútbol en la radio con mi papá. En los momentos claves, siempre discutíamos sobre qué jugador debería salir porque estaba cansado, o quién podría entrar a refrescar al equipo.
Curiosamente, recordé este momento el viernes pasado mientras participaba del último Pleno del Congreso. Ahora les cuento por qué.
Debatimos por 22 horas y solo aprobamos tres cosas: el cambio de reglas para elegir al Tribunal Constitucional, darle facultades a la Comisión de Educación para que investigue (otra vez) a la Sunedu y la creación del distrito electoral para peruanos en el extranjero. No logramos aprobar dos puntos claves de la reforma política: eliminar la inmunidad parlamentaria (o restringirla) e impedir que personas sentenciadas postulen en las próximas elecciones. Con algunas abstenciones y el bloqueo de cuatro bancadas, nos quedamos sin parte de la reforma política para 2021.
Mientras participaba en el debate, pensé: ¿dónde están todos los jóvenes candidatos que conocí en campaña y que estaban tan comprometidos con cambiar esto? Los que proponían meterle creatividad y sentido común al Congreso. Sentí que estaba en un momento clave del partido y no veía cómo refrescar la cancha. Y es que, más allá del correcto accionar de algunas bancadas y de algunas voces aisladas, especialmente de los más jóvenes, no se siente el recambio en el Congreso. Se siguen repitiendo vicios conocidos: egos desmedidos, agendas personales y entrampamiento para llegar a acuerdos mínimos.
Por eso, a nueve meses de las elecciones generales, invoco a todas y todos los que han pensado entrar en política y quieren hacer las cosas diferentes a que entren a la cancha, porque los necesitamos. Para cambiar el Congreso no basta con una buena bancada, ni con tres. Necesitamos personas de distintas ideologías que tengan la sincera intención de encontrar denominadores comunes y construir una agenda mínima de trabajo. Que sepan que esta chamba se basa en escucha, empatía y acción.
Sé que desde afuera la figura se ve pantanosa. El Congreso es tendencia en Twitter a cada rato por malas razones y es verdad que si asomas mucho la cabeza, los troles te empiezan a pegar etiquetas. Pero, compañeros, vale inmensamente la pena. El poder temporal del cargo te permite empujar reformas, pero también hacer gestiones concretas que dan bienestar inmediato a las personas. Entenderán y disfrutarán la responsabilidad de representar la voz de alguien.
¿Cómo empezar? Hay nuevos espacios en formación que necesitan talento y músculo. También hay partidos ya formados que requieren un remezón desde sus bases. Más allá de la forma, el paso 1 es decidir entrar a la cancha, calentar, ponerse la camiseta y entender que los partidos solo se ganan en equipo.
Pienso en varias mujeres y hombres que he conocido y que podrían hacer un gran trabajo acá. Ojalá que pronto pueda escuchar sus nombres en algún autoparlante. Como cuando escuchaba el nombre del ratón Silva y sentía que íbamos a ganar el partido.
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