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Dieciocho meses después
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Respaldado por los miembros de su gabinete, el presidente del Consejo de Ministros, Salvador del Solar, apeló a la conciencia cívica de la ciudadanía en la última semana. Fue luego de que en la Comisión de Constitución del Congreso, con los votos del fujimorismo y aliados, se archivara el proyecto del Ejecutivo para el adelanto de elecciones a 2020, un tema que el Gobierno hizo caballo de batalla desde el 28 de julio, pero que, por lo visto en las últimas 72 horas, parece haber sido dejado de lado.
“Apelamos a su conciencia cívica, a su responsabilidad, a su patriotismo y vigilancia. No permitamos que nuestros derechos sean pisoteados”, dijo Del Solar, la tarde del jueves, dirigiéndose a la población. Era prácticamente un llamado a manifestarse en la plaza pública, recordando probablemente algunas movilizaciones de los últimos tiempos que dieron sustento, junto con los resultados del referéndum de diciembre y encuestas, al discurso de que el Ejecutivo estaba en sintonía con la población y contaba con el respaldo de la calle.
Sin embargo, aunque algunos colectivos se concentraron en el Centro de Lima, no fue un evento multitudinario, quizás porque era un día de semana, porque hay ‘pico y placa’, porque es jueves de estrenos, porque la cola del Metropolitano y el tren es larga, porque la gente ya llega cansada al fin de semana.
Ese respaldo masivo que se sintió en el referéndum de diciembre de 2018 sobre las cuatro reformas constitucionales que propuso el Gobierno se ha ido diluyendo. Esa manifestación en las ánforas se dio cuando solo habían transcurrido ocho meses desde que Martín Vizcarra había asumido la presidencia en medio de una severa crisis política y en pleno contexto de los destapes de la corrupción de Lava Jato y de la mafia judicial de Los Cuellos Blancos del Puerto.
Es muy cierto que su gobierno no la ha tenido fácil con el fujimorismo, el Apra y sus aliados en el Congreso, pero, a estas alturas, tras año y medio de gestión, se está sintiendo que hay mucho discurso de lucha contra la corrupción y de hacerle frente al Congreso, pero falta gestión, gobierno y autoridad en otros asuntos fundamentales en la vida de la ciudadanía. Vizcarra desperdició su gran momento. Creyó que su luna de miel iba a ser eterna, cuando, ante las demandas cotidianas del peruano común, el romance entre el gobernante y su pueblo dura cada vez menos.
Así, resultan apremiantes los problemas de la creciente delincuencia (en Lima ya no hay barrio o distrito que se salve), la búsqueda de trabajo, las deficiencias en los servicios de salud y hasta la lenta reconstrucción del norte (estamos a tres meses del verano y de los riesgos de las lluvias y desbordes, otra vez). La población espera soluciones o al menos señales concretas de que enrumbamos hacia ellas, lo cual, dada la coyuntura a la que nos han llevado tanto el Ejecutivo como la mayoría del Parlamento, hoy se ve muy difícil. ¿Seguiremos en las mismas si todos se quedan hasta julio de 2021?
El pronóstico para mañana es reservado. Cualquier cosa puede pasar con el tema del Tribunal Constitucional, el presidente o el Congreso. Mientras tanto, para los peruanos de a pie, es otro fin de mes y todos tenemos que trabajar y cuentas que pagar.
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