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El protegido
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De los personajes o influencias ocultas en las altas esferas de poder en el Perú se podría escribir enciclopedias enteras. El caso del excapitán Vladimiro Montesinos, moviendo los hilos de la política peruana desde una oficina en el Servicio de Inteligencia en favor de la dictadura fujimorista, es solo el más notorio de estos episodios –por las enormes cantidades de dinero que, en perjuicio del erario, movieron tanto él como sus asociados– en la política nacional.
Y suelen ejercerse estos poderes tras las bambalinas, obviamente, bajo la protección de los más altos funcionarios del Estado, que otorgan ciertos privilegios a cambio de favores o silencios específicos. Los servicios de Inteligencia –con su flujo de audios, reportes confidenciales y seguimientos– son generalmente los que se prestan para estas malas prácticas en los compartimentos estancos de los organigramas de seguridad en el Estado.
Por ello, nadie deja de pensar en estos días si estas prácticas tendrán que ver con la inmunidad con la que parece contar el coronel PNP Martín Gonzales Sánchez, de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior, al mando de la vigilancia, física o electrónica, de los investigados por la Fiscalía. Un puesto ciertamente estratégico por lo sensible de la información que se maneja.
Quien se mantuviera en su cargo después de que se le escapara del país, prácticamente ante sus narices, el exjuez César Hinostroza, a los dos días de haber decidido –insólitamente y de motu proprio– abandonar la estrecha videovigilancia que se le mantenía desde el comienzo de las investigaciones sobre Los Cuellos Blancos del Puerto. Tal posición resulta ciertamente difícil de explicar y menos aun de justificar.
Es decir, un yerro más grande que el Estadio Nacional solo le significó a este oficial de inteligencia, una írrita llamada de atención que ni siquiera se concretó en sanción alguna, debido supuestamente a las indulgencias administrativas de la burocracia estatal. Las interrogantes caen por su propio peso: ¿de qué tamaño es el poder que protege al coronel Gonzales? Y, desde luego, ¿qué razones oscuras le permiten gozar de semejantes licencias luego de incumplir sus tareas?
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