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Enrique Castillo: Una campaña plana
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Quizá estemos ante una de las campañas electorales más "planas" y más aburridas de las últimas décadas. No hay liderazgos que despierten entusiasmo, fervor, ilusión. No hay propuestas interesantes, planteamientos diferentes, ideas innovadoras, discursos audaces. Ni siquiera posiciones radicales que exijan un debate frontal.
La población no sabe ni recuerda ninguna de las propuestas de los candidatos. Quizá porque todas son generalidades y buenas intenciones, o porque ninguno de los planteamientos le resuelve sus mayores preocupaciones. Los planes de gobierno –que a nadie le interesan–, matices más, matices menos, casi no se diferencian.
El electorado solo sabe que vive una campaña electoral por los escándalos y las acusaciones, y por las encuestas. Durante un año las cifras de intención de voto no sufrieron ninguna alteración, y tres de los cinco candidatos que ocupan los primeros lugares mantienen sus mismos números, y dos nuevos candidatos han entrado en la pelea en los últimos dos meses, amenazando a los de siempre. Sin embargo, las cifras a partir del segundo lugar todavía son bajas y se pelea con un capital de entre 10 % y 6%.
Los temas de conversación en la calle han sido y son las alianzas "contra natura", los dinosaurios, los plagios, los originales y las copias, las planchas quemadas. Escándalos "originales" que no se habían visto en las últimas elecciones, pero que no ayudan en nada a tratar de solucionar los principales problemas del país, o a tratar de que no se repita la historia de elegir el mal menor o al malo por conocer. Y después de eso nada más. Con razón, varias personas nos han dicho en las últimas dos semanas que ya no siguen las informaciones sobre las elecciones, que ya se hartaron, que ya les aburrió. Que ahora prefieren las series y que les avisemos cuando salga la siguiente encuesta.
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