Enrique Castillo: Chapa tu choro, tu juez y tu fiscal

La campaña Chapa tu Choro ha generado un gran revuelo en el país. Luego de que esta se hiciera pública tras su difusión inicial en redes sociales, mucho se ha escrito y dicho al respecto.

Pero en la gran mayoría de los casos ha sido para condenarla, criticarla. No hay un ánimo de entender la legítima y justificada desesperación de la población, ni una exigencia a las autoridades para que haga esfuerzos extraordinarios como respuesta a este llamado de atención de los peruanos.

No se puede justificar ni legitimar que la población quiera hacer justicia con sus propias manos, a punta de linchamientos, de quemar a los delincuentes o de asesinarlos. Eso no. Pero se deben buscar las alternativas que permitan ofrecer, lo más rápido posible, la solución realmente eficaz, civilizada, y legal.

No podemos decirle a esa población que es asaltada, o sufre por la muerte o la violación de un ser querido, que no puede defenderse, aunque el Estado no pueda defenderla, y, por el contrario, la exponga a más inseguridad cada día.

Porque eso es lo que hace el Estado – supuestamente civilizado y pensante – cuando devuelve descaradamente a la calle a asesinos, violadores o invasores de casas, o cuando reubica a otro juzgado y protege a una jueza que a sola firma puso en libertad a más de cincuenta delincuentes que la Policía encontró in fraganti.

No les podemos pedir a los peruanos que no se desesperen, que no se defiendan, o que no luchen por su supervivencia, cuando ese Estado promueve la impunidad a través de policías, jueces y fiscales corruptos que, sin remordimiento alguno, permiten que aquellos que literalmente trapean el piso con una mujer, que disparan sin piedad a comensales y transeúntes, que matan por un celular o le ponen una pistola en la cabeza a una niña de 5 años, se muevan con toda tranquilidad por las calles o vuelvan a ellas, mientras los que viven encerrados o enrejados en sus casas son los peruanos de bien.