Enrique Castillo: Marisol Espinoza y los Humala

Si Marisol Espinoza se hubiera propuesto hacer campaña electoral, quizá no le habría resultado tan positiva y favorable como la que le viene haciendo la pareja Humala desde hace buen tiempo.

Mientras más la atacan, más la favorecen. Mientras más la desprecian, más popular la hacen. Mientras más la persiguen, más "cotizada" la vuelven.

No sabemos quiénes asesoran a los Humala, pero, por la torpeza con la que actúan o por los resultados que obtienen, hace pensar que o son unos "paparulos" que nunca han actuado en política o son muy amigos de Marisol Espinoza y están encubiertos en Palacio.

Todas las acciones contra ella la han empujado unos peldaños hacia arriba y hacen que su palabra se vuelva cada vez más buscada. Sin embargo, la última es de campeonato. Atacarla y enjuiciarla –y hasta pedir indemnización– porque no presenta el original de una carta de renuncia, cuando todo el Perú sabe que ella renunció, que el JNE procesó esa renuncia y que ella ya no quiere estar en ese partido, donde además no la quieren y la desprecian, no solo es de locos, sino una posibilidad enorme de victimización para Marisol Espinoza.

Marisol Espinoza es un caso particular en la política peruana. Se puede estar de acuerdo o no con sus posiciones políticas o económicas, se le puede considerar una figura política o no, pero se debe reconocer que es coherente con sus ideas, y que ha sabido jugar sus fichas con mucha sagacidad y habilidad –lo que precisamente falta en Palacio–, incluso cuando ha sido "ninguneada", atacada, y hasta postergada.

Nunca perdió la cordura ni la tranquilidad. Nunca la traicionó un deseo de protagonismo o las ansias de poder. Incluso hasta su posición rebelde dentro del gobierno supo llevarla con prudencia y con perfil bajo.

En el otro extremo, los Humala han "aprovechado" cuanta oportunidad han tenido para querer demostrar que la sometían, pero siempre el tiro les salió por la culata.