PUBLICIDAD
La alegría no es un valor
Imagen
Fecha Actualización
Justicia, coraje, paciencia, consideración, por ejemplo, son valores desde hace mucho y en prácticamente todas las tradiciones culturales y filosóficas. Da la impresión de que se ha incorporado uno, especialmente en el mundo occidental: la alegría. Sonreír, hacer las cosas con buena cara, independientemente de las circunstancias, sobre todo cuando no son las mejores. Hombros enhiestos, comisuras de los labios apuntando al cielo, enarbolando una suerte de celebración permanente que mercadea nuestra felicidad. Hasta se puede encontrar en los decálogos organizacionales y, ciertamente, la manera de lograrlo es tema obligado de los libros de autoayuda.
Es algo que nunca me ha convencido. Me provoca entre escepticismo y rechazo.
¿Puede un sentimiento convertirse en valor? Ser justo es una manera de actuar, como lo son ser valiente, paciente o considerado. Independientemente de la calidad y tonalidad de mi mundo interno. Puede saberme a chicharrón de cebo que un alumno, digamos, que me cae mal tenga la mejor nota, pero se la pongo porque es lo justo; aunque no vea las horas de llevarme un delicioso helado a la boca, administro mis impulsos y espero mi turno; y a pesar de que siento mariposas en el estómago ante la posibilidad de perder un negocio que me hará el mes, digo lo que pienso sobre lo que no me gusta en las prácticas de mi potencial cliente.
Las conductas a pesar de las emociones configuran los valores. Además, dar a conocer sentimientos negativos, claro no de manera indiscriminada, puede ser un valor. El mensaje es: te considero capaz de procesar la parte fea de mis vivencias y nuestra relación puede sobrevivirlas y fortalecerse. Sonreír todo el tiempo, por el contrario, o esperar que otros lo hagan permanentemente, independientemente de lo que sienten, es, más bien, pregonar la hipocresía, la superficialidad y el histrionismo.
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD