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Este es el Apra, ¿qué les parece?
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La forma en que la dirigencia aprista está imponiendo a Mauricio Mulder como cabeza de lista para los comicios de enero debe ser una cachetada para muchos de sus militantes incondicionales. También es sintomática de los tiempos que el Apra está atravesando. A pesar de que en la interna los militantes decidieron no votar por Mulder, el Tribunal Electoral del partido, a solicitud de la Comisión Política –que él preside–, lo impuso con el número 1, con el argumento de que ya tenía asignado ese número y que postulará como invitado. Todo a pesar de que existe una regla partidaria que manda que los militantes deben pasar por democracia interna para ser candidatos.
Los principales voceros del Apra, con Mulder como actor central, han tildado de antidemócratas a quienes se les crucen enfrente, pero a la hora de la hora, han pisoteado en casa las formas que tanto reclaman. Así las cosas, es curioso que el mismo Mulder insista en tildar de golpe a la disolución del Congreso.
Lo que más cuesta entender es por qué la militancia aprista, con buena participación de jóvenes con peso propio, a quienes conozco desde que rivalizábamos en la universidad, se ha dejado avasallar por dinosaurios que, a pulso, han llevado a su partido al nivel en que está hoy. ¿Por qué no recuperan el partido de una vez de quienes lo han dinamitado? Difícil entender tanta pleitesía hacia las viejas glorias con un partido tan en crisis.
Las probabilidades de que el Apra no pase la valla electoral superan largamente a las que hacen creer que tendrá una bancada en el siguiente Congreso. Sus posibilidades son bajísimas y nada parece estar surgiendo para comenzar a pensar que esto va a cambiar, menos si insisten en mantener la trayectoria que los ha dejado en este punto.
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