Cuando asistimos a nuestro chequeo médico anual, pasamos por diferentes pruebas. Están las pruebas que llamaremos “macro”, como el electrocardiograma, la prueba de esfuerzo, la ecografía abdominal, entre otras, que analizan nuestro estado de salud midiendo el funcionamiento de nuestros principales órganos. Por otro lado, hay pruebas que llamaremos “micro”, como el hemograma, la glucosa, los triglicéridos, las pruebas de orina, entre otras, enfocadas en examinar la salud a nivel celular.
Cuando aplicamos estas pruebas “macro” a la economía peruana, el país obtiene resultados sobresalientes, muy por encima del promedio de la región. En términos de sostenibilidad fiscal, control de la inflación, estabilidad cambiaria, reservas internacionales y spreads de riesgo, entre otras variables, el Perú se posiciona entre los líderes de América Latina. Desgraciadamente, cuando nos hacemos las pruebas “micro”, terminamos con niveles altos de colesterol, volando en triglicéridos y con glucosa elevada.
El Banco Mundial acaba de hacer estas pruebas “micro” a un grupo limitado de 50 economías¹. Hasta el 2020, esta institución publicaba el ranking de Facilidad para hacer Negocios, que era una buena aproximación para entender los costos, tiempos y procedimientos que las empresas enfrentan y tienen que sufrir para poder producir en los países. Ahora, cuatro años después, acaba de presentar un nuevo ranking, mucho más completo en términos de indicadores, pero solo para 50 países en esta primera versión. Este ranking se llama Business Ready y comprende 10 tópicos: entrada de la empresa, ubicación de la empresa, servicios públicos, trabajo, servicios financieros, comercio internacional, tributación, resolución de disputas, competencia de mercado e insolvencia empresarial. A su vez, para cada tópico se consideran tres pilares: marco regulatorio, servicios públicos y eficiencia operativa.
Cada economía obtiene dos conjuntos de puntajes: uno que consta de un valor para cada uno de los 10 tópicos y otro con un puntaje para cada uno de los tres pilares. En la figura 1, podemos observar qué país lidera y cuál se encuentra en último lugar en cada tópico, además del país líder en Latinoamérica y la posición y puntaje que tiene el Perú. Resalta claramente que, dentro de los países latinoamericanos, no lideramos ningún tópico. Estamos relativamente bien en servicios financieros (puesto 5) y competencia de mercado (puesto 7), mientras que estamos relativamente mal en comercio internacional (puesto 41), tributación (puesto 34), entrada de empresas (33) y resolución de disputas (puesto 31).
Para tener una idea precisa del deterioro en el tiempo de nuestro país, tomemos a Colombia, un país andino con un producto per cápita similar al de Perú. A nivel de los indicadores macroeconómicos, Perú claramente le saca una gran ventaja a Colombia, un país con alta deuda, problemas para controlar la inflación, moneda muy inestable frente al dólar, por mencionar solo algunas variables. Sin embargo, en la parte microeconómica, Colombia nos saca una clara ventaja.
Para una mejor perspectiva de esta situación, sacamos un promedio de las posiciones en cada tópico con la finalidad de obtener una nueva clasificación global. Luego, presentamos este resultado junto a los datos históricos del ranking de Facilidad para hacer Negocios, considerando cuatro periodos de transición gubernamental: 2006, 2011, 2016 y 2020 (último año de la publicación anterior). Este ejercicio lo hacemos para las 50 economías seleccionadas por el nuevo ranking. En la figura 2, podemos ver la evolución de Colombia y Perú. Al 2011 estamos en el quintil superior (puesto 9), superando a Colombia por dos posiciones. Sin embargo, desde entonces, el deterioro ha sido constante. En el último ranking, Colombia se recupera frente a la evaluación de 2020, llegando al puesto 12 de las 50 economías, mientras que el Perú cae al puesto 23, ubicándose prácticamente a media tabla.
Este deterioro significativo en áreas críticas como el comercio internacional o el pago de impuestos nos está llevando a perder ritmo de crecimiento y esto terminará afectando a nuestras variables macroeconómicas en el mediano plazo.
Hay que ser conscientes de que ya hemos tenido episodios de arritmia; pero, luego del susto inicial, seguimos cometiendo los mismos errores y, por tanto, el colesterol sigue subiendo. Si no nos tomamos en serio esto y arrancamos con la dieta y el ejercicio pronto, terminaremos pagando las consecuencias.
Ver “Business Ready”, World Bank Group, 2024.