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Voluntario
“En el Perú probablemente se harían del poder uno o dos movimientos políticos con las redes clientelistas más amplias. Y una vez elegidos, es dificilísimo sacarlos. Piensen en México y el PRI que se quedó 71 años.
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Según la última encuesta de Ipsos, el 78% de los peruanos preferiría que el voto fuera voluntario. Lógico. Las cifras de confianza en políticos e instituciones y la aprobación de sus desempeños cuentan la misma historia: no te creo, no me eres útil; ¿qué sentido tiene que me obliguen a elegir más de lo mismo si rara vez hace una diferencia para mí y mis intereses? Con mi voto o sin él, será lo igual que siempre, así que prefiero ahorrarme el pasaje. Además, eso sería lo verdaderamente democrático, ¿cierto?
Sí, también lo verdaderamente libertario sería que el ahorro provisional no fuera compulsivo, pero lo es porque no se puede dejar morir en la calle a los viejos sin ahorros que no pueden trabajar y no es justo que el resto de la sociedad cargue con ese peso por sí sola. Un poco por eso tenemos ONP y AFP: porque sería mucho peor no tenerlos.
Alguien muy querido me decía hoy: “Si el voto fuera facultativo, votaría la gente realmente interesada y más informada”. Brexit en Reino Unido, No en Colombia y Trump en EE.UU. –entre otros– dicen que eso no es cierto.
En el Perú probablemente se harían del poder uno o dos movimientos políticos con las redes clientelistas más amplias. Y una vez elegidos, es dificilísimo sacarlos. Piensen en México y el PRI que se quedó 71 años.
¿Adivina quiénes son esos hoy en el Perú? El desengaño ha devenido en desgano: si me dan a escoger, no voto; pero si me obligas, votaré por uno que patee el tablero y te patee a ti.
Los movimientos evangélicos crecen. Mayoritariamente, como los católicos, no practican lo que predican, pero son mucho más agresivos a la hora de imponérselo a los demás.
El pastor y congresista Rozas ya compró su kit.
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