PUBLICIDAD
Felices Fiestas Patrias
“No es la reforma que nos dota de las instituciones políticas que necesitamos”.
Imagen
Fecha Actualización
Por: Jorge Nieto
Exministro de Cultura y de Defensa
Estaba en la situación. Hace tiempo. A la semana de que Martín Vizcarra asumiera como presidente sustituto, Acción Popular se pronunció en ese sentido: adelantar elecciones generales. Se hizo entonces un reconocimiento de fondo: la polarización política era la confesión de la incapacidad de las élites para un pacto en favor del Perú, una constante en nuestro país, y se creaba un gran vacío de legitimidad para emprender una obra sustantiva de gobierno –que es lo que necesitamos, muchas reformas por emprender demandan fuerza, inteligencia, y una coalición mayoritaria y eficiente–. El tiempo transcurrido solo ha confirmado el diagnóstico.
Exministro de Cultura y de Defensa
Estaba en la situación. Hace tiempo. A la semana de que Martín Vizcarra asumiera como presidente sustituto, Acción Popular se pronunció en ese sentido: adelantar elecciones generales. Se hizo entonces un reconocimiento de fondo: la polarización política era la confesión de la incapacidad de las élites para un pacto en favor del Perú, una constante en nuestro país, y se creaba un gran vacío de legitimidad para emprender una obra sustantiva de gobierno –que es lo que necesitamos, muchas reformas por emprender demandan fuerza, inteligencia, y una coalición mayoritaria y eficiente–. El tiempo transcurrido solo ha confirmado el diagnóstico.
Lo ha confirmado con creces. La reforma de la justicia está paralizada. La reforma política es la modificación de algunos aspectos de nuestra legislación electoral, pero, digámoslo claro, no es la reforma que nos dota de las instituciones políticas que necesitamos. El crecimiento económico, estando mejor que en otros países de la región, no es el mejor que Perú puede lograr. Y empieza a resentirse donde importa, en el bolsillo de la gente.
Las regiones del sur están movilizadas y acaban de ser muy ríspidas con el presidente. En la Amazonía, la única responsabilidad global que tenemos, a duras penas podemos esconder el daño ambiental causado, no de ahora, desde hace buen tiempo. La seguridad, con datos levemente mejores, muestra un incremento sensible de los delitos con armas de fuego. Y la lucha contra la corrupción, que avanza a duras penas sostenida por algunas y algunos justos, es amenazada por emboscados en el sistema de justicia y la administración interesada que hace Odebrecht de sus informaciones, y aún no tiene una propuesta sustantiva de reforma institucional que la evite en el futuro. ¿Y la educación? ¿Y la salud?
¿Cree alguien que a la gente le interesa si este panorama de desorden, estancamiento y crisis ética es culpa del verde, del amarillo, del rojo o del moradito? ¿Si de esta institución o de esta otra? Si las élites no pueden resolver la crisis de legitimidad y de rumbo, está bien que nos devuelvan la decisión a los ciudadanos, que debemos asumir en serio esa responsabilidad. Para ello, la propuesta del presidente debe cumplir dos condiciones. Una, debe estar estrictamente ceñida a la Constitución. Dos, como lo ha dicho ya, el presidente ni puede ni debe ser candidato. Una tercera, para todos, en medio de todo, sensatez.
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD