Fernando Cáceres: Puentes, puentes, puentes...

La semana pasada hablábamos sobre el espacio de convergencia izquierda-derecha, que debería existir en pro de un mejor Estado, con funcionarios competentes y autónomos. Pocos días después, el asunto de Julia Príncipe generó un rechazo desde todos los espectros ideológicos, en defensa justamente de su autonomía. Una convergencia similar empieza a ocurrir con la reforma política, pero el espacio de encuentro puede ser mayor.

Estoy pensando en la competitividad y productividad de las Mipymes, donde lograr ciertos consensos ayudaría a que los candidatos se animen a presentar propuestas.

Como dice Morón, la productividad de un trabajador peruano representa el 20% de la de un trabajador estadounidense, cuando en la década de 1970 era el 35%. Es un problema multicausal, pero una de las causas es el régimen tributario, donde veo espacios para tender puentes.

El año pasado, en el Observatorio Tributario de Contribuyentes por Respeto, se hicieron notar una serie de prácticas abusivas del fisco, que incluyeron deficiencias en las notificaciones, inicio de acciones coactivas antes de que vencieran los plazos para reclamar, obligación de abonar el IGV sin haber recibido el pago, aplicación de multas sin que exista el ánimo de evadir o perjuicio al fisco, etc. Desde entonces, prácticamente nada se ha avanzado.

Por ejemplo, el IGV debe abonarse cada mes, aun cuando no se haya recibido el pago, e incluso cuando se trata de facturas que se cancelan a 60 o 90 días. El efecto financiero de esta regla en las Mipymes es enorme. En Chile, se ha puesto en marcha un programa que permite todos los meses solicitar la postergación del pago del impuesto a las ventas hasta por 60 días (la alternativa es simplemente que se abone al recibir el pago). ¿No podemos coincidir en la necesidad de cambios tributarios que favorezcan la competitividad de las Mipymes? ¿No es esto algo medular para la diversificación productiva? Sigamos buscando puentes.