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La función naranja
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El keikismo no quiere reformar la justicia y, menos, el sistema político. El discurso de Salaverry, aparentando consenso sobre los proyectos con modificatoria del Congreso y todo, es parte de una estrategia del partido de la señora Fujimori. El presidente del Parlamento da la sensación de estar del lado de las reformas, pone cara de ahora sí y cataplum: el dictamen se quedó congelado en la Comisión de Justicia. Es claro que Salaverry habla para las tribunas y Fuerza Popular hace lo que le toca. El remake de la escopeta de dos cañones, en versión naranja, se está bajando el referéndum en función permanente. Bueno, el señor Salaverry nos dijo sesión en vez de función, pero por el bloqueo visto esta semana, da lo mismo.
Cambiar las cosas es algo que aterra al keikismo. Defienden a Chávarry y a los demás supremos de cuello blanco. Defienden a los designados por el CNM del ‘Dr. Rock’. Les falta defender a Hinostroza. La señora Letona y compañía pudieron aprobar el bendito dictamen. Que el Pleno lo debata, lo corrija y lo apruebe. Pero no. Hay que poner peros hasta por las comas. Para luego decir, con ensayada pena ante la prensa, que llegó el verano y no nos llamen que nosotros los llamaremos.
Transformar la justicia y el sistema político es crucial. Sobre ellos descansan los cimientos de las instituciones. Sin una justicia sana y renovada, todo se va al diablo. Los partidos no pueden ser lavandería de dinero sucio. Los que fustigan la decisión de Vizcarra por cambiar las cosas de raíz se dividen en dos grupos: los que no la ven y los cómplices. Los primeros no entienden la urgencia de una nueva justicia y los segundos podrían ser satélites, simpatizantes o hasta integrantes de la banda más temible que secuestró los tribunales, la de los Cuellos Blancos. A seguir atentos a la función.
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