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Qué semana la que pasó
Columna Gino Pomar
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El sábado, el Estadio Nacional fue testigo de la triste despedida de la primera división del querido Alianza Lima, sin público en las tribunas por la pandemia, pero también sin talento ni alma en la cancha por la mediocridad. Los de La Victoria, que no bajaban a la segunda división desde 1938, perdieron su último cotejo de la Liga 1, pero inclusive de haberlo ganado nunca hubiera sido tan inmerecido el premio de quedarse en la máxima división.
Hay dos formas de hacer las cosas, bien o mal, y Alianza, desde que inició el año, casi todo lo hizo mal: renovó a jugadores que no merecían continuar y hasta contrató a otros con reciente pasado de indisciplina. La dirección técnica comenzó el año con un permisivo Bengoechea, luego trajeron al chileno Salas que venía de dejar al borde del colapso al Colo-Colo en Chile, para luego, ya con todo descontrolado, encargar el buzo a Chicho Salas, quien inclusive ganó el único partido que dirigió, pero que en el colmo de las malas decisiones fue dejado de lado para encargar el equipo al imperturbable Ahmed, quien fue el que terminó de hundir la nave blanquiazul.
En el fútbol tener una gran billetera no garantiza éxitos, y de esto hoy deben dar fe los señores del Fondo Blanquiazul. Para pretender codearse con los triunfos lo mejor es contar con profesionales de amplios conocimientos, con capacidad de gestión, liderazgo y experiencia. Hoy solo queda recomponerse y aprender de los errores, planificar lo que se viene y afrontarlo con hidalguía. No más excusas.
Otro acontecimiento fue la partida de Diego Maradona. Falleció a poco de haber cumplido –el 30 de octubre– 60 años. Maradona, campeón del mundo con Argentina en el Mundial México 86, fue un enorme talento que supo ser ídolo en clubes grandes como el Barcelona de España y en clubes chicos como el Napoli de Italia. Un líder que potenciaba al compañero. A ese genio recordará y extrañará el fútbol. Y como dijo alguna vez el propio Diego: “la pelota no se mancha”. Lo que pasó fuera del rectángulo pasó fuera de él y ese es otro análisis.
Pero la semana también nos dejó una nota de otro color: con 54 años volvió el legendario Mike Tyson, quien a los 20 fuera el campeón del mundo más joven en la historia de los pesos pesados. Peleó en una exhibición con otra leyenda llamada Roy Jones Jr. Tyson, quien vivió momentos de turbulencia, dio esta vez un ejemplo de lucha y tenacidad; hasta ganó la pelea, aunque oficialmente dieron empate. Una semana para la
historia.
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