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Reforma integral: ¿dónde estamos parados?
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Por Giovanna Prialé, presidenta de la Asociación de las AFP.
Todo es perfectible. Con esta afirmación queremos comenzar a explicar la situación en la que está el sistema de pensiones en nuestro país, de cara a la reforma que se hará en estos meses y a la que las AFP no se han opuesto y en diversas ocasiones han promovido.
Lo primero que hay que tener claro es que todo país debe tener un sistema de pensiones que sea sostenible en el tiempo y beneficioso para sus habitantes, que finalmente serán los que accedan a una pensión al jubilarse.
Este sistema, a través del ahorro previsional, traslada el consumo presente al consumo futuro. Es decir, se destinan recursos de un periodo en el que la persona puede trabajar a una etapa donde la capacidad de generar ingresos se ve disminuida. Y si en la edad de jubilación no cuentan con ahorros, vivirán en la pobreza o dependerán del apoyo familiar. Esto es lo fundamental.
A nivel mundial, la principal fuente de ahorro para la vejez es el ahorro previsional, debido a los bajos niveles de ahorro personal que existen.
Expuesto este punto, que es de gran importancia, y por la coyuntura que atravesamos, habría que hacerse algunas preguntas: ¿Por qué ahora se está destruyendo el ahorro de los peruanos para su jubilación? ¿Por qué no ayudamos a los peruanos a afrontar los efectos económicos del COVID-19 con el dinero de sus impuestos y los obligamos a gastar el ahorro para su vejez?
En el Perú, el sistema de pensiones está fundamentalmente compuesto por la Oficina de Normalización Previsional (ONP) y las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). Ambas son diametralmente distintas respecto a los beneficios para sus afiliados.
Revisemos algunos datos: las AFP tienen 7 millones 495 mil 389 afiliados, mientras que la ONP tiene 4 millones 737 mil 632. Los cotizantes en las AFP son 3 millones 268 mil 371 y en la ONP, 1 millón 251 mil 210. La pensión promedio en las AFP es de 1,135 soles y en la ONP 782 soles.
Pero, ¿cómo se traducen estas cifras? Pese a que el ahorro previsional es obligatorio en nuestro país porque -como ya hemos dicho- en todo el mundo es muy poco el ahorro personal que existe, una mayoría de peruanos elige a las AFP para que administren su dinero. La mayor cantidad de cotizantes que tienen las AFP y las mejores pensiones que dan es porque rinden la más alta rentabilidad (11.50% en promedio anual hasta diciembre último) que las ofrecidas por todas las entidades financieras.
Otra gran diferencia es que en las AFP cada afiliado tiene una Cuenta de Capitalización Individual (CCI). En otras palabras, los aportes de los trabajadores y la rentabilidad generada por la inversión de las AFP van a un fondo personal, dinero que es inembargable, solo de propiedad de cada peruano que está en una AFP.
En la ONP, en cambio, los aportes de los afiliados terminan en un fondo común con el que pagan las pensiones de los actuales jubilados. Y así, como una ruleta, siempre los nuevos aportantes pagan las pensiones de los jubilados. Nadie es dueño de nada, pese a que los ahorros son de los trabajadores.
Establecidas estas diferencias, veamos cómo las políticas públicas han afectado a los afiliados a las AFP. En 2016 se aprobó en el Congreso la ley del 95.5% y a febrero de este año, 312 mil 690 afiliados retiraron el 95,5% de su CIC, lo que representa 27 mil 144 millones de soles. En lugar de garantizar que los peruanos tengan una pensión, se hizo lo contrario y se desnaturalizó la idea del ahorro previsional.
Otro tema que afecta a los afiliados a las AFP es la deuda que tienen cerca de 2,000 entidades del Estado con los trabajadores. Ministerios, municipalidades, Poder Judicial, Policía Nacional, entre otros, les han retenido por años el 10% de sus sueldos para su jubilación y no lo han depositado en sus CIC. La deuda es de 6 mil 975 millones de soles. ¿Si el Estado hace eso con sus trabajadores, cómo ofrecerles una adecuada pensión cuando se jubilen?
Aquí estamos parados. Esta es la realidad del sistema de pensiones. Creemos que un debate técnico debe garantizar una pensión universal porque 7 de cada 10 peruanos no van a recibir una pensión. Para ello, es imprescindible un componente de solidaridad y así poder ayudar a todos los que no pueden ahorrar para su vejez.
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