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El grito ahogado
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Minuto siete, Gonzáles abría el marcador, nos desahogamos, lo analizamos, esperábamos que se recuperen Tapia y Faríñez para reiniciar y empezó la tortura. Tras cuatro minutos, anularon el gol por offside de Tapia. En el segundo tiempo, lo mismo con un muy buen gol de Farfán, tras offside de Flores. Esos dos goles correctamente anulados por el VAR y lo que perdió ‘Orejas’ fueron los gritos que se nos quedaron atragantados.
El inicio del relato con la descripción de estas acciones no es casual, porque la selección, sin hacer un buen partido, hizo lo suficiente para ganar a una Venezuela que fue menos de lo que anunciamos. Esa valoración hizo que Gareca decida no presionar tan adelante en el inicio y equilibrara el equipo con un hombre más en el medio. Perú defendía 4-5-1 y atacaba 4-4-2. Juntar a Farfán y Guerrero era un anhelo de todos, pero, en la realidad, nunca se encontraron.
El segundo tiempo fue mejor que el primero; en la medida que el partido avanzaba, recuperamos confianza. El 0-3 ante Colombia remeció este aspecto. Gallese estuvo seguro. Zambrano fue creciendo con el partido y terminó muy bien. Abram silenciosamente correcto. En la medida que este triángulo fue creciendo, la selección fue mejorando.
Al inicio sobró cautela, faltó agresividad para recuperar más adelante y atacar. Yotún volvió a estar impreciso y el equipo lo sintió. Cuando arriesgamos, los obligamos a jugar cerca de Faríñez y descubrimos sus flaquezas.
Mañana no hay margen de error. A Bolivia hay que ganarle sí o sí. Presionando y recuperando la efectividad. Necesitamos mucho más de Paolo y Farfán, además de Flores desde el inicio y más minutos de Carrillo, que con cuatro minutos en la cancha nos dejó con sabor a poco.
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