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Guido Lombardi: Sincerando el cotilleo
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En marzo de este año, Ipsos publicó una encuesta con un dato contundente: el 83% de los jóvenes peruanos (entre 18 y 39 años) aprueba la creación de la Sunedu, y expresa que la nueva Superintendencia Nacional de Educación debe velar por la calidad educativa universitaria.
¿Les preocupa la supuesta pérdida de autonomía que plantean algunos detractores de la ley? Sí, hay que reconocer que plantean inquietudes al respecto, pero, de acuerdo con los sondeos, es evidente que la complicada reforma universitaria, llevada adelante con mucho esfuerzo por el congresista Daniel Mora, y apoyada e implementada por el Ministerio de Educación, ilusiona a quienes ya estamos hartos de la mediocridad en que se ha convertido buena parte de la oferta educativa superior en nuestro país.
En este contexto, el comportamiento de viejos políticos ha generado mucha inquietud. Primero, los congresistas del Apra (con el apoyo de la bancada fujimorista) introdujeron la cuestionada ley Cotillo y tuvieron que retirarla por la fuerte presión de los jóvenes. No habían pasado ni 24 horas, y Alan García, muy suelto de huesos, anunciaba que se "volará la Sunedu".
Resulta inevitable preguntarse qué está pasando. ¿A qué intereses responden ambos grupos? ¿Quién los está convenciendo de que asuman posturas francamente impopulares? Alan García es un viejo lobo político que no se equivoca así a estas alturas de su vida. Lo suyo no ha sido un lapsus ni una mala interpretación de la coyuntura.
Alan García (como probablemente lo haga Acuña en su momento) parece haber elegido ir en contra de los jóvenes, el sector más numeroso del electorado, porque hay otros intereses que están impulsando su discurso. Sería indispensable que explicitaran esas motivaciones (¿tal vez económicas?) y que no camuflen la defensa de intereses particulares apelando a la protección de una autonomía universitaria que no está en peligro.
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