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[Opinión] Richard Arce: ¡Honor y gloria, coronel Colchado!
“Su honestidad es incuestionable y lo puedo atestiguar, tuve la oportunidad de conocer su trabajo...”
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En la vida tienes la oportunidad de conocer a gente valiosa y comprometida con el país, que lo honran con sus acciones y el trabajo que realizan, destacando, pero muchas veces siendo cuestionados por cumplir su deber.
Una de esas personas es el coronel Harvey Colchado, un oficial a carta cabal que honra el uniforme de la Policía Nacional y nos hace creer todavía que en nuestro país existe gente valiosa e indispensable –aunque el dicho, diga lo contrario–, una esperanza.
Su honestidad es incuestionable y lo puedo atestiguar, tuve la oportunidad de conocer su trabajo impecable cuando fui congresista, y fruto de las denuncias que hicimos contra la corrupción de las autoridades locales en mi región Apurímac, se desbarató a varias organizaciones criminales que le hicieron mucho daño a los municipios más pobres del Perú.
Más de 20 alcaldes presos, incluido un exgobernador regional, se pudo desbaratar gracias al trabajo de inteligencia de la DIVIAC, liderada por Colchado; un trabajo profesional que tuvo la fortaleza de la labor de fiscales probos, y a pesar de que en pueblo chico hay un infierno grande, no nos amilanamos y logramos estos avances; que por cierto nunca salieron en titulares noticiosos, porque dicen que no son trascendentales, pero queda la satisfacción del deber cumplido.
Habría que recordarle al presidente Pedro Castillo de la valentía de Colchado, de cómo se enfrentó en el Congreso fujiaprista que pretendió responsabilizarlo del suicidio de Alan García. Recordarle que cumplió su función policial para desbaratar la red de pitufeo de Keiko Fujimori para el financiamiento ilegal. No se casa con nadie, aún así le decían “policía política” para descalificarlo.
Ahora que utiliza la presidencia para atreverse a denunciarlo por hacer su trabajo, recordarle que el coronel Colchado tiene condecoraciones de valor y honor en la develación del secuestro de la Embajada de Japón, la captura de Feliciano, donde sobrevivió de milagro, después que una ráfaga criminal de estos terroristas quiso cegarle la vida.
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