PUBLICIDAD
Héroes y traidores
Una debacle sanitaria que sumada a los prolongados encierros y a las secuelas de la enfermedad causó un enorme daño a la economía que hasta hoy los ciudadanos continúan pagando.
Imagen
Fecha Actualización
El último domingo, Perú21 publicó un suplemento especial al cumplirse cuatro años del confinamiento y la emergencia que vivió el país por el COVID-19. El mal que atacó en todo el planeta se ensañó también con los peruanos y, especialmente, con los sectores más vulnerables de la población.
Una debacle sanitaria que sumada a los prolongados encierros y a las secuelas de la enfermedad causó un enorme daño a la economía que hasta hoy los ciudadanos continúan pagando.
El lado loable de la tragedia, sin embargo, lo constituyó la acción valerosa de peruanos ejemplares, los médicos para empezar. El gremio perdió a 581 profesionales que estuvieron en la primera línea de la batalla contra el patógeno letal. Hombres y mujeres de blanco que fueron arrebatados por la muerte mientras cumplían con su trabajo.
Fue el Perú el tercer país con mayor número de médicos fallecidos en Iberoamérica, solo detrás de dos países cuyos líderes de entonces despreciaron la letalidad del virus: México (1,787) y Brasil (893).
Y así como esos Estados tuvieron al frente a personajes tan discutibles como Andrés López Obrador y Jair Bolsonaro, el Perú tuvo a la inmoralidad, la negligencia y la vacunación oculta del expresidente Martín Vizcarra, hoy investigado por delitos de corrupción. Ese es el legado más oscuro de la pandemia en el Perú. Un mandatario que nunca estuvo a la altura y que, por añadidura, tuvo un comportamiento vergonzoso en la peor de las circunstancias.
Y ese desastroso manejo del tema se refleja en el ominoso número de bajas en el cuerpo médico, que por esos días se desempeñaba en condiciones realmente adversas. 581 muertos que podrían haberse evitado, por ejemplo, de haberse aceptado y tramitado sin mayores dilaciones los aportes de los especialistas y las donaciones de insumos y equipos realizados por la empresa privada, cuando el virus recién comenzaba a extenderse.
Fue mayor, no obstante, el cinismo y la ineficiencia de los burócratas a quienes la administración Vizcarra encomendó dirigir la lucha contra el COVID-19. Como se recordó en el suplemento especial de Perú21, haber obviado el valioso aporte del sector privado, empezando por la formación del Comando Vacuna y la contribución solidaria de muchísimas empresas, constituyó un crimen imperdonable.
Ya sabemos sobre la conciencia de quién pesarán las muertes de esos héroes de blanco, a los que el Perú no debe olvidar.
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD