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Homenaje al Nobel
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La vasta y magnífica producción literaria de nuestro premio nobel Mario Vargas Llosa está llegando a su fin. Con dolor y pesar el Perú tomó nota de la noticia, pues en su próxima novela, que acaba de ser lanzada, Le Dedico mi Silencio, Vargas Llosa lo anuncia expresamente.
A esa novela, que gira alrededor de la vida y delirios de un fanático de la música criolla, y de la que Perú21 publicó un adelanto en su edición de ayer, se le sumará un ensayo sobre el filósofo Jean-Paul Sartre, en el que trabaja actualmente.
Como se sabe, el autor de La Náusea fue, junto con Albert Camus, el gran animador de la corriente existencialista del pensamiento francés. Hombre de izquierda, pero crítico de lo que entonces era el totalitarismo soviético, Sartre fue el primer “padre” ideológico en el que se reconoció el joven Vargas Llosa. Años después, sin embargo, desencantado con los movimientos y revueltas radicales en América latina, especialmente con la revolución cubana, el autor peruano más bien se reconciliaría con el otro existencialista, Camus.
Estas dos obras serán las entregas finales de un autor gigantesco que honró al Perú con el Premio Nobel que recibió en 2010. Su visión del país y, en general, del rumbo de la humanidad y los avatares políticos que la asedian, ha sido plasmada en ficciones literarias, ensayos, reportajes y artículos políticos durante una influyente carrera que duró décadas y ya llega a su fin
Y fue justamente la pasión por la democracia lo que lo llevó incluso a participar en la política activa en nuestro país, al que buscaba transformar bajo las banderas del libre mercado y el pensamiento liberal. Para desgracia del Perú, no llegó a la presidencia de la República, pero para nadie es un secreto lo mucho que ha aportado a la peruanidad a través de obras cumbre de la literatura latinoamericana y universal como son La Ciudad y los Perros, La Casa Verde, Conversación en la Catedral o La Guerra
del Fin del Mundo, por mencionar solo a las que gozan del reconocimiento más ecuménico.
El Gobierno y el Estado en general deberían alistar un homenaje a este gran hombre de letras que dejará un gran vacío en la cultura, el pensamiento y, cómo no, en la política, después de que haya publicado el que será su último libro.
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