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Huérfanos de Inteligencia
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Perú21 ha revelado en detalle la salida de dos últimos jefes de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior (Digimin) en menos de una semana. En ambos casos, según nuestras fuentes, ambos generales de la PNP prefirieron dejar el cargo antes que dejarse presionar “desde arriba” para archivar una investigación que realizan –en apoyo de la fiscalía anticorrupción– a Bruno Pacheco.
Todo hace indicar que el Gobierno busca a un jefe de Inteligencia a la medida para que se inmiscuya en temas político-judiciales y se dedique a cubrir personajes del entorno palaciego que resulten involucrados en denuncias periodísticas y pesquisas del Ministerio Público.
El Congreso, a través de la Comisión de Defensa, debe investigar este feo asunto y convocar de inmediato al ministro del Interior, así como a los renunciantes jefes de la Digimin, generales PNP Roger Arista Perea y su antecesor, el también general Luis Flores Solís, para que ofrezcan explicaciones al país sobre lo que viene ocurriendo en un área tan sensible para la labor policial y las razones que los llevaron a abandonar precipitadamente sus cargos, en el caso del primero, a escasas 72 horas de haber aceptado su designación.
¿Qué órdenes o instrucciones ominosas puede haber recibido este experimentado general para decidir marcharse cuando apenas se estaba acomodando en el sillón de su nueva oficina? ¿Tienen que ver esas directivas solamente con el secretario presidencial? ¿O existe un plan para minar o politizar las divisiones de inteligencia?
A no dudarlo, es la primera pregunta que debería figurar en el cuestionario. Es inaceptable que se intente corromper –porque, de confirmarse las sospechas, esa sería la palabra exacta– a altos oficiales para que maniobren en favor de ciertos personajes y desviar así el trabajo de la justicia.
Dicen algunos escépticos que este gobierno es, por naturaleza, enemigo de toda inteligencia, no solo la policial o militar, pero, más allá de ironías, sería muy grave para la seguridad nacional que –de encontrar algún oficial que ocupe la actual vacante y acepte prestarse como cómplice– estas intromisiones continúen. Y que se lo piense bien el entorno palaciego, pues, lejos de escarmentar, se están metiendo en otro lío, y en uno por el que también tendrán que rendir cuentas.
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