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Todo muy inesperado, perder nunca es bueno
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El día del hincha, aniversario de la clasificación, la camiseta 12 para el público. Todo eso era parte de la fiesta. Poco se hablaba del partido de fútbol. La fiesta fue hermosa, el hincha entregado. El partido fue otra cosa, nada que ver con lo esperado. Al frente un rival que nos había estudiado bien. Ecuador recuperó su espíritu de equipo, lo jugó como una final. Las 22 faltas lo delatan. Vinieron a hacer su juego y nos ganaron bien.
Ahora miremos a Perú. Dos tiempos distintos. En el primero tuvimos la pelota ocho minutos más. Pero solo generamos dos jugadas de gol. Uno anulado a Ruidíaz y un remate afuera de Yotún. Muy poco para la abismal diferencia en posesión. Una buena de Perú en ese lapso: la recuperábamos muy rápido, por eso la tuvimos tanto. Varias malas: incapaces de filtrar pases, nunca profundos en ataque, tomamos muy malas decisiones, no jugamos simple.
Es la tercera vez que nos pasa esto. Colombia y Estados Unidos nos plantearon el mismo partido. Sin Cueva y Guerrero, Gareca tiene que encontrar alternativas para romper ese tipo de planteamientos que van a ser comunes en Lima. Nos respetan, ya nadie nos subestima.
En el segundo el equipo entró muy pasivo. En los primeros 15 minutos, Ecuador la tuvo más y nosotros mirábamos, ahí nos hicieron el primer gol. Agarraron confianza y nunca le encontramos la vuelta al partido. Los seis cambios aportaron poco, entraron a un equipo desconcertado.
Dos temas a mejorar urgente. La pelota parada a favor. De las 22 faltas del rival, 14 fueron en campo rival. Esos tiros libres sirven para abrir los partidos. Lo segundo, no hubo sensación de que subestimáramos al rival pero sí que jugamos sin sentido de urgencia. Un punto por debajo de la intensidad que requiere este nivel. Viene Costa Rica en Arequipa, hay que ganar y jugar bien. Perder nunca es bueno.
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