El Ejecutivo promulgó recientemente la Ley de Modernización del Sistema Previsional. Aunque dista de ser perfecta, esta sí representa un avance en el camino que debemos recorrer para mejorar nuestro sistema de protección social. Acá resumo cuatro principales razones por las que lo creo.
La primera es que la reforma aprobada empodera a los trabajadores. Quienes opten por el sistema privado ahora podrán elegir, no solo entre las AFP existentes, sino que se abre la posibilidad de que más de 60 instituciones, entre bancos, cajas, financieras y aseguradoras, brinden servicios previsionales.
De otro lado, los afiliados tendrán más opciones para elegir cómo se les cobrará la comisión de administración. A la comisión por saldo y por flujo, ahora se suma la comisión por productividad, que dependerá del nivel de rentabilidad alcanzado para el trabajador.
La segunda razón es que la reforma incluye a millones que, por trabajar en la informalidad, hoy están fuera del sistema. Lo hace mediante la “pensión por consumo”, que permite destinar el 1% del consumo anual (con un tope de 8 UIT) a una cuenta individual que se rentabilizará.
Esta medida ha recibido cierta crítica, pues se argumenta que el impacto en pensiones será menor. Lo cierto es que cualquier incremento en la pensión es un avance si se considera que hoy los informales reciben cero soles. Lo ideal sería que el volumen fuera mayor, pero ello pondría mucha presión sobre el erario y se trata de alcanzar el objetivo gradualmente, sin comprometer la sostenibilidad fiscal.
La tercera razón es que la reforma da mayor predictibilidad a los trabajadores, pues introduce la pensión mínima garantizada. Así, el trabajador que llegue a 20 años de aportes tendrá la certeza de recibir por lo menos S/600, sin importar su nivel de sueldo. Quien, con sus aportes y rentabilidad pueda acceder a una pensión mayor, la recibirá; pero la medida introduce un piso mínimo para todos.
Nuevamente, el monto es insuficiente, pero es un avance en la dirección correcta, sin comprometer la sostenibilidad de las finanzas públicas.
Finalmente, la cuarta razón por la que esta es una reforma positiva es que devuelve la naturaleza previsional al sistema. Y es que el objetivo de todo sistema de pensiones debe ser dar pensiones. No obstante, ello se desvirtuó cuando en 2017 se aprobó la ley del 95.5%, que permitía retirar la totalidad de fondos a los 65 años. Ahora, esto será aplicable para quienes hoy tengan más de 40.
Hay que destacar que el retiro de los fondos a los 65 años era una rareza inexistente en otros países, que alteraba la finalidad última del sistema; una medida que nunca debió permitirse.
De ningún modo la reforma aprobada debe llevar a la complacencia. Al contrario, hay que verla como el inicio de un esfuerzo que debe ser permanente y gradual. Solo así alcanzaremos el objetivo de contar con un mejor sistema previsional para todos los peruanos.