José Cevasco: “Congre-coro sin decoro”

Bien, hoy nos toca cantar, pero, maestra, no estamos completos, ¿podría ser la próxima semana?, dicen los coristas. No entiendo, acota la directora… ¿Por qué hacerlo después si hemos venido pregonando que haríamos de todo para dar nuestro gran recital?

Directora, –continúa un integrante del coro– a la gente la podemos seguir engañando de distintas formas: que seguimos explorando la mejor fórmula, que estamos buscando la perfección, que algunos de los del coro están indispuestos, es decir los podemos seguir hue… perdón, tonteando y no nos va a pasar nada… total, aún falta un año para que termine el contrato.

La directora, que forma parte también del elenco de 130 "angelitos", se lleva la mano al mentón y en voz alta reflexiona: tienen razón, durante cuatro años hemos prometido y jurado, les hemos dado algunos regalos como "La imposible curul vacía", "La ventana única voluntaria", "No reelijan a otros, pero sí a nosotros", y se han quedado contentos, ¿no?

Es cierto, señorita directora, el público que tenemos es bisoño, les interpretamos algunas canciones y se quedan contentos; hay que tener en cuenta que generamos polémica, los medios nos golpean un poco por no cumplir todo el repertorio, pero con las noticias de los "raqueteros", los asesinatos por encargo, las calatas de los tabloides y, ahora, los goles de Guerrero pasamos "piola".

Pero otro "angelito" reflexiona: ya estamos cerca de las elecciones y nos van a criticar porque nos comprometimos a cantar "el voto voluntario", "el financiamiento público y privado en los partidos políticos", "elevar la valla electoral", entre otras canciones… con tanta promesa incumplida no van a reelegirnos… Por favor –dice la directora– para que voten por nosotros no hay que cantar lo prometido, solo basta que nos pongan de nuevo en la lista, hacemos campaña poniendo "cara de víctimas" y la hacemos linda… porque al final… mientras no interpretemos el tema "renovación por tercios o mitades", nadie nos podrá sacar y tendremos contrato por cinco años más…