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Juan Claudio Lechín: Los rusos en la Casa Blanca
“Hoy el dogma general piensa que solo la economía es todopoderosa y desprecia la política”.
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El Washington Post acaba de publicar un largo y documentado artículo acerca de la influencia rusa en las últimas elecciones norteamericanas, donde ganó Trump. ¿Puede Rusia, un país con una economía apenas equivalente a Corea del Sur, tener tanta influencia?
Hoy el dogma general piensa que solo la economía es todopoderosa y desprecia la política. Cuba con una economía raquítica y un pueblo menesteroso tiene un Estado fuerte y una oligarquía militar que funge de imperio colonial en la región. Rusia, con más razón. Su oligarquía gangsteril —ex funcionarios soviéticos— conoce bien el oficio de inteligencia político-militar, de propaganda, de parloteo ideológico. Tienen una añeja experiencia. La Ojrana —el servicio secreto zarista— tenía agentes en toda Europa y los soviéticos elevaron esta turbia disciplina a niveles que aún no se dimensionan. Por ejemplo, y pesar del "fracaso del comunismo", las academias de ciencias políticas del primer mundo estudian, como relevantes, las categorías marxistas difundidas por los soviéticos. O sea, hoy occidente piensa la política bajo patrones soviéticos del siglo XX.
Desde este bastión político-militar, los rusos hostigan y debilitan a las economías más poderosas del mundo. Se sabe con certeza que salas cibernéticas rusas hackearon y subieron a WikiLeaks los emails de Hillary Clinton, ayudando al triunfo de Trump. ¿Está el magnate presidente y su entorno involucrado con los rusos?
El FBI está investigando, pero podemos inferir que la arrogancia autoritaria de Trump y la composición oligárquica de su gobierno son de semilla parecida a las oligarquías autoritarias de Rusia y Cuba, aunque diga lo contrario. Entre gitanos, generalmente, no se leen la suerte.
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