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Preocupante retroceso
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Hace unos días, el gobierno norteamericano recomendó a sus ciudadanos no viajar al Perú. Como si el turismo no estuviera suficientemente golpeado, ahora uno de los principales países emisores advierte que no nos visiten. Algunos pensarán que da igual, porque no hay vuelos internacionales, pero calibremos lo grave que es para la imagen de nuestra nación pasar de destino bucket list a lugar que debe evitarse.
¿Qué dice el mensaje?: “No viajen al Perú debido al COVID-19. Ejerzan extrema cautela a causa del crimen y terrorismo” (esto último por el Vraem). Es decir, va más allá del riesgo de contagio. El peligro es ser víctima de crimen y violencia. A la crisis sanitaria y económica se ha sumado una crisis de inseguridad. Acá no solo pesa el trabajo policiaco para que la delincuencia no gane terreno; la reactivación económica y reducción del desempleo son vitales. Entre nuestras grandes fortalezas, destacaba el ser vistos por el mundo como un destino seguro. Debemos ver esto como una tremenda llamada de alerta.
Otro aspecto preocupante resaltado por el Dpto. de Estado de los EE.UU. tiene que ver con la falta de claridad en las restricciones. Dice explícitamente: el viajero puede experimentar prohibiciones de viaje, cierre de aeropuertos, cuarentena, entre otras medidas. Las marchas y contramarchas, la falta de coordinación y planificación, han generado un clima de incertidumbre que resulta terrible para el sector. Es duro, pero, ¿quién querría viajar a un sitio donde no sabes si vas a quedarte varado?
Cuando lo peor de la pandemia haya pasado, los países van a salir con todo a recuperar el mercado turístico –y las divisas que produce–. Reactivación, seguridad ciudadana, reglas claras son tres pilares que las autoridades necesitan reforzar urgentemente. ¡No retrocedamos más, es hora de avanzar!
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