El BCR, en el Reporte de Estabilidad Financiera - mayo 2024, informa que el crédito corporativo registró una evolución favorable, por una mayor demanda por financiamiento para la reposición de inventarios y pago de proveedores. Por su parte, los créditos de consumo y mypes muestran una desaceleración en medio del aumento del riesgo de crédito en estas carteras, lo que generó que las entidades ajusten sus políticas crediticias hacia los sectores de mayor riesgo, para contrarrestar el deterioro, lo que se ha traducido en la desaceleración de las colocaciones.
A decir de Oscar Chávez, jefe del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima, el crédito a las mypes está experimentando un crecimiento de 5.8% cuando en los dos últimos años fue de 10% y 11.13% .
La situación descrita explica la salida del mercado de cientos de miles de emprendedores por falta de financiamiento, con la consecuente pérdida de empleo; aquí no cuentan las encumbradas disquisiciones sobre la naturaleza formal o informal del empleo. Lo que importa es que estas muchedumbres caen en las garras de la pobreza y extrema pobreza; cuando no, en la voracidad de la criminalidad del gota a gota, o la banca negra “formal”, que funciona con “patente de corso” de la complaciente normativa.
Las medidas implementadas para reactivar la economía, como respuesta a la pandemia, privilegiaron a las grandes empresas y por supuesto a la gran banca. Es la ironía de los economistas de conveniente praxis heterodoxa, que se ufanan de una mal entendida ortodoxia, mismos que diseñan las políticas económicas, cuasi a la medida de los intereses que sirven.
Reactiva I y Reactiva II fueron un rescate financiero solapado a los bancos; que, además, fueron muy “activos” en colocar tarjetas y prestar a personas y pymes, segmento de prestatarios que presenta mayor deterioro, según dio cuenta un informe reciente de Credicorp. En nuestro concepto esta mala práctica originó un sobreendeudamiento, que se constituyó en un incentivo perverso.
Virando la mirada a otras economías, por ejemplo, en EE.UU. en 2023 las pequeñas empresas representaban el 99.9% de todas las empresas y generaban casi el 44% del PIB. En los últimos 10 años han contribuido con más de la mitad del crecimiento neto del empleo, son la fuerza detrás de las economías locales y está demostrado que crean más trabajo que las empresas grandes. Son claves para impulsar la prosperidad económica en las economías rurales. Fueron y son el foco de atención de las administraciones de Trump y Biden, impulsándolas mediante leyes del Congreso y políticas de gobierno, tal como el programa de protección de pagos (PPP).
¡Urgente reactivación de las mypes! Imperativo moral impostergable.