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“La importancia de las concesiones”
“Si alguien necesita recordar lo mal que funcionaban los servicios antes, solo basta con ir al Velasco Astete, operado por Córpac. Nuestro segundo aeropuerto más importante y el que está en peores condiciones”.
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Casi se ha vuelto una tradición, entre ciertos grupos claramente opuestos al turismo, convocar huelgas en Cusco antes de Fiestas Patrias. Sin embargo, los cusqueños con ganas de sacar adelante a sus familias y a su región son muchos más. El turismo receptivo está mostrando buenos números y uno de los grandes picos para el sector es 28 de julio. No van a sacrificar el bien de muchos por el beneficio turbio de unos pocos.
Es en vano detallar los reclamos y argumentos; son los mismos discursos trasnochados contra la empresa privada. Pero sí es importante poner los puntos sobre las íes. El turismo en Perú —y en particular en Cusco— tiene un antes y un después, marcado por las concesiones. El sector pasó de recibir medio millón de turistas extranjeros anuales a 4.4 millones (prepandemia). Un tremendo caso de éxito. Dos empresas en concreto fueron decisivas. Por un lado, LATAM. Su arribo nos permitió dejar atrás la precariedad de Aerocontinente (y antes, Faucett y Aeroperú, que quebraron). Habría sido imposible convertir al país en un actor turístico serio sin una aerolínea de nivel, cuya labor desarrollando rutas ha sido ejemplar.
La otra fue Orient Express, que transformó radicalmente la experiencia de ir en tren a Machu Picchu, librándonos de esa vergüenza rodante que era Enafer Perú, donde se viajaba como ganado y los horarios eran crónicamente incumplidos. Estas empresas, a las que siguieron otras, introdujeron estándares de calidad internacionales, moderna tecnología, excelente servicio. Pero, sobre todo, comenzaron a ponernos en el mapa. Como ya contaban con clientela extranjera, pudieron atraerla fácilmente a conocer el Perú. Nuestro milagro turístico realmente tuvo su amanecer con el inicio de las concesiones.
Si alguien necesita recordar lo mal que funcionaban los servicios antes, solo basta con ir al Velasco Astete, operado por Córpac. Nuestro segundo aeropuerto más importante y el que está en peores condiciones. O ver el ejemplo de Bolivia, país que, a diferencia de nosotros, nunca despegó turísticamente. Jamás concesionaron ni líneas aéreas ni trenes ni carreteras. Las grandes cadenas hoteleras no ingresaron. El sector quedó rezagado.
Las cosas como son. No nos dejemos guiar por quienes hacen apología del retraso (y ni siquiera por convicción sino por interés). Si algo debemos exigir, es que continúen las concesiones. El 3er paquete de aeropuertos. Las carreteras de penetración. Queda mucho por hacer. Lo importante es que conocemos el camino.
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