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La monotonía de las luces
“Llevando la monotonía al tema empresarial, caemos muchas veces en ir al trabajo cada día haciendo lo mismo, sin preocuparnos por ser mejores en lo que hacemos y en que al día siguiente tendremos la oportunidad de superarnos”.
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Hay una canción de Shakira que dice: “No fue culpa tuya, ni tampoco mía, fue culpa de la monotonía”. Parece que Shakira piensa que la “monotonía es un hecho fortuito”. Y es que en la monotonía se cae por la acción repetitiva de los actos.
Según las definiciones que existen del término, se hace referencia a la falta de variedad en cualquier cosa, pero también a la ausencia de matices, cambios, mantenimiento y preocupación porque las cosas salgan bien; es algo que debemos en todo orden de cosas, evitar.
Caer en la monotonía sí tiene culpables y no son hechos fortuitos; un rayo, un terremoto es un hecho fortuito. Las personas que interactúan sin generar ninguna diferencia en sus actos del día a día, ni se preocupan de mantener las cosas bien para no caer en ese mal que es la repetición robótica e ineficiente llamada monotonía, a veces se conforman con estar en ella y son personas mediocres. Cuando Shakira dice en la letra de su canción que no hay culpables y que es culpa de la monotonía, pareciera que se tratara de un espíritu o ente aparte que te obliga a caer y no que es responsabilidad de la pareja. Que el día a día no te haga caer en la monotonía por actos repetitivos sin sustancia.
Llevando la monotonía al tema empresarial, caemos muchas veces en ir al trabajo cada día haciendo lo mismo, sin preocuparnos por ser mejores en lo que hacemos y en que al día siguiente tendremos la oportunidad de superarnos.
En un reciente episodio en el aeropuerto Jorge Chávez se esbozó la frase: “Hecho fortuito”. El grave episodio de que no hubiera luces en la pista de aterrizaje solo demuestra que los empleados han caído en la monotonía, hacen lo mismo todos los días, y no buscan mejorar, generando mucha ineficiencia.
Cuando caemos en la monotonía, no se tiene ninguna diferencia ni ventaja competitiva, porque al cliente lo atienden igual una y otra vez, es casi como ir a una tienda de un estante a otro y solo servirse los productos, pagar e irse, y siempre hacer la misma acción. La fidelidad se vuelve cero y puedo ir a otra tienda a abastecerme del mismo producto. Un ejemplo de no caer en la monotonía son las caseras de los mercados o las peluqueras(os) de los centros de belleza que, con su trato y amabilidad, así como eficiencia y capacitación, rompen esa monotonía y les dan a sus clientes una experiencia diferenciada en cada ocasión haciendo que salgan más felices de cuando entraron.
Lo que pasó en el aeropuerto debe analizarse como un episodio en el que la monotonía ha entrado en muchos empleados de Corpac, y eso debe ser revisado porque por más técnicos que sean y años de experiencia que tengan, estas personas han entrado en esa monotonía que las hace más ineficientes. Solo van a generar un divorcio entre lo que hacen y los buenos resultados, y eso claramente no es un tema fortuito, ni la culpa la tiene la “monotonía”.
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