La sensación de inseguridad ciudadana que se está viviendo en el país está desnudando la incapacidad del gobierno de Dina Boluarte y se hace manifiesta con el impresentable que tiene de ministro del Interior, que no solo es incompetente, sino que estaría metido en un tinglado de conspiración y atentado a la institucionalidad de la Policía Nacional, justamente la institución tutelar encargada de garantizar la seguridad nacional.
El ministro Santiváñez debió ser removido inmediatamente conocidos sus antecedentes, los que después se fueron confirmando con las denuncias que tiene, con audios que lo comprometen en serios ilícitos penales, justamente donde fanfarronea por el poder que ostenta e involucra a la propia presidenta en liderar esta conspiración en la que él sería el esbirro del Gobierno para traerse abajo a la Diviac y perseguir al coronel Colchado, como reza en la transcripción de los audios que ya tiene la Fiscalía.
Vaya a saber Dios qué otros actos vedados estará cometiendo Santiváñez, porque es evidente que se siente protegido y blindado por el Gobierno. Y no lo digo por el efusivo abrazo y las flores, sino basta ver el último cambio ministerial donde él sale campante, porque explícitamente le renuevan la confianza, manteniéndolo en el cargo. Ahí no queda la historia, porque en la Comisión de Fiscalización del Congreso salieron varios congresistas a tratar de desviar el tema de interés que son los audios, tratando inclusive de descalificar al valiente oficial de la Policía que se atrevió a denunciar.
Hasta el premier Adrianzén hizo el ridículo en un dominical, tratando de defender a Santiváñez ante las evidencias de su responsabilidad en ilícitos. Con todo esto confirmaríamos que está bien blindado por el Gobierno y también por el Congreso. Por eso él saldrá orondo con cada pachotada y hasta con las negligencias como la operación fallida para atrapar a Cerrón en Ica.
Con estos argumentos se evidencia que la seguridad ciudadana no le importa a nuestras autoridades, si hasta han sido capaces en el Congreso de emitir leyes para favorecer a la criminalidad organizada. Entonces el coctel está servido para que las mafias y los delincuentes cometan sus fechorías; por eso el alto índice de criminalidad que estamos viviendo y esa sensación que nos agobia, porque estamos expuestos a esta ola que la delincuencia ha desatado, gracias a este Gobierno y el Congreso.