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Nada de nada
“La verdad es que es increíble e indignante la lentitud con la cual avanza la justicia peruana respecto a los casos de corrupción. Y me refiero al sistema, ojo”.
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La verdad es que es increíble e indignante la lentitud con la cual avanza la justicia peruana respecto a los casos de corrupción. Y me refiero al sistema, ojo. No solo son increíblemente lentos, sino, además, extremadamente dadivosos con las empresas y personas investigadas. Si de sistemas de incentivos se trata, el que estamos construyendo será (si ya no lo es) un paraíso para los corruptos, de todo peso y calibre.
A ver, que la cosa no es tan complicada. En el caso Lava Jato se tienen pruebas fehacientes (cuentas, correos, testimonios y un larguísimo etcétera), y con las justas llegamos a la decena de arrestados. ¿Pero es que acaso se pueden robar cientos de millones sin que nadie lo note? ¿No existen socios en dichas empresas? ¿No existen transferencias identificadas? ¿Es que un par de funcionarios pueden mover una corrupción de US$7,000 millones sin que nadie en PCM, MEF y muchos otros organismos se enteren? ¿No está clarísima la telaraña de corruptelas alrededor de la pareja Humala-Heredia?
¿Y qué me dicen de Toledo? ¿Y de las investigaciones por lavado de activos al Apra y al fujimorismo? ¿Es que alguien puede creer que solo un par de personas pueden estar detrás de todos esos tinglados en cada caso? Si la sociedad civil no se despabila, no levanta la voz, no se queja de alguna manera, pues no nos quejemos mañana cuando salte –otra vez– la pus. Y saltará, sin ninguna duda. Porque ya ocurrió N veces, la última después de la caída del fujimorismo, cuando nos ofrecieron un Estado casi virginal, donde nos gobernarían ángeles y aparecería por fin el nuevo-hombre soviético, un dechado de virtudes. Pero en su lugar llegaron los nuevos-saqueadores, vestidos con traje y cara adusta, pero con las mismas mañas y perversiones.
¿Y dónde estuvieron los garantes, la “sociedad civil” y las ONG lavando banderas? Es nauseabundo observar cómo se tiran la pelota entre las instituciones, mientras quienes nos han saqueado salen a pasearse, otros ofreciéndose como “colaboradores eficaces”. ¿También cobrarán como en el posfujimorismo por dicha treta? No aprendemos nada. Nada de nada.
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