Una nueva maniobra tiene lugar esta semana en la lucha por el poder al interior del Movimiento Al Socialismo (MAS), en Bolivia. El presidente Luis Arce promulgó el lunes una ley que suspende las elecciones primarias. La medida implica un escollo más para Evo Morales, quien busca un cuarto periodo presidencial.
El exmandatario pretendía emplear la herramienta electoral para legitimar su liderazgo al interior del principal partido en ese país. Además, instrumentalizar un hipotético triunfo en las primarias, para presionar a los organismos electorales que acepten su nueva candidatura.
El líder histórico del masismo se encuentra inhabilitado para presidir el país. Recordemos que el 2019 buscó refugio en México luego que las acusaciones de fraude electoral hicieron insostenible su permanencia en Palacio Quemado. Con anterioridad intervino cinco artículos de la ley electoral para revertir la voluntad popular expresada en el referendo de 2016. En aquella ocasión la ciudadanía rechazó una modificación constitucional que facultara la reelección del caudillo.
Téngase en cuenta que, en la administración de Luis Arce, el Tribunal Constitucional revirtió la medida que había calificado la reelección como un derecho humano, anuló la figura de la reelección indefinida y limitó la facultad de los ciudadanos para ejercer el cargo de presidente o vicepresidente más de dos veces, en forma continua o discontinua. Pese a la normativa vigente, Morales insiste en la puja por alcanzar un próximo mandato.
Arce fue ministro de Morales de 2006 a 2019 (excepto por un periodo en que trató un cáncer). Y en el 2020, Morales apoyó incondicionalmente la candidatura de Arce. Pese a la cercanía de ambos, en los últimos tres años, las divergencias han derivado en descalificaciones mutuas, incluso rivalidad.
La disputa por el liderazgo en la actualidad provocó la fragmentación de la tienda política. Los roces comenzaron el 2021, cuando el presidente Arce opuso resistencia a las maniobras de injerencia de Morales en los asuntos de gobierno.
Evo Morales y los ‘evistas’ ofrecen un camino de continuismo, mientras que Luis Arce y los ‘arcistas’ quieren impulsar una nueva etapa de renovación, acorde al momento histórico actual.
Álvaro García Linera, quien ejerció como vicepresidente en los 14 años que Morales estuvo en el poder, advierte que la lucha al interior de la principal fuerza del país coloca en riesgo la continuidad del proceso político iniciado a principios de siglo, con la conformación del Estado Plurinacional de Bolivia. De mantenerse la división, el MAS podría perder la próxima elección.
La suspensión de las primarias es una medida “excepcional” que solo tendrá efecto para los comicios generales de 2025. El argumento es priorizar las votaciones judiciales previstas para el 1 de diciembre, en el marco de un “sobrecargado” calendario electoral. Pero a todas luces se trata de una acción dirigida que tendrá como complemento un referendo que promueve Arce para inhabilitar a su contrincante en forma indefinida. En síntesis, la pugna entre las facciones del MAS gira en torno a la candidatura en el próximo proceso electoral.
Las alternativas son continuismo o renovación. Pero en todo este enjambre queda abierta la siguiente pregunta: ¿a qué se debe tanta porfía de Evo?