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"Los latinos hacemos de la bonanza tragedia"
“El autoritarismo nunca es bueno, haya economía en auge o haya economía en crisis”, dice Julio María Sanguinetti, ex presidente de Uruguay y miembro de la Fundación Círculo de Montevideo, que se reunió en Lima.
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Julio María Sanguinetti,Político uruguayoAutor: Gonzalo Pajares.gpajares@peru21.com
Bajo el título 'Educar Hoy. ¿Qué y cómo?', se celebró en la USIL la reunión anual de la Fundación Círculo de Montevideo. En ella participaron, entre otros, el empresario Carlos Slim, el político Raúl Diez Canseco, y los expresidentes Felipe González (España), Ricardo Lagos (Chile) y Julio María Sanguinetti (Uruguay), con quien conversamos sobre lo que pasa hoy en el mundo y en América Latina. Para empezar, nos dijo: "Hemos venido a provocar al pensamiento".
¿Por qué la crisis europea?El mundo ha cambiado mucho, sobre todo desde la caída del Muro de Berlín: el mundo bipolar se terminó, Rusia pasó a ser una potencia de segundo orden, China se hizo el actor más importante, el Asia se convirtió en el escenario mayor del crecimiento mundial, EE.UU. se ralentizó, América Latina se benefició de un mundo demandante de materias primas y minerales, que alcanzaron unos magníficos precios. En contrapartida, Europa, con quienes estamos muy vinculados, entró en recesión. Ahora, los que han caído, lo han hecho por desequilibrios propios: lo que hoy viven Grecia, Italia y España se veía venir.
¿Se sintieron ricos y empezaron a gastar lo que no tenían?De algún modo, sí. Había un exceso de gasto, perdieron competitividad, los déficits fiscales se hicieron gigantescos… y luego viene el efecto dominó. Lo peor de la crisis europea es que pone en cuestión un modelo de desarrollo con el que habíamos soñado todos. Los latinoamericanos nunca pensamos en ser ni Finlandia ni EE.UU., pero sí aspirábamos a tener un desarrollo como España, Italia o Francia. Aquí está la lección más importante que tenemos por delante: los valores del estado de bienestar no han desaparecido, debemos compatibilizarlos con la economía de mercado y con una globalización que nos impone competir y que no va a retroceder; de lo contrario, puede ocurrirnos lo que a Europa, más aún porque los latinoamericanos tenemos una tendencia a transformar en tragedia la bonanza.
¿Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia y Nicaragua son modelos a seguir?No hay ningún modelo allí. Allí hay una democracia fracturada, una libertad de prensa conculcada y, en grado variado según el país, un Estado que actúa con un intervencionismo primitivo, que ni siquiera es el intervencionismo planificado de los años 40 y 50. Solo hace falta ver el desastre económico de Venezuela para comprobar que allí no hay modelo, que no es una alternativa a nada. Al liberalismo ortodoxo le ha pasado su hora, el estado de bienestar europeo está en crisis, así que vamos a un momento de síntesis; la economía de mercado no está en discusión, así que vamos hacia la vieja fórmula alemana: tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea imprescindible.
No hay misterio, entonces…El misterio es saber administrar los recursos.
¿Cuál es el papel que le toca hoy a América Latina?De ella se esperó que la bonanza la invirtieran en lo mejor: infraestructura, innovación tecnológica y en educación. ¿Qué ocurrió? Algunos lo hicieron bien; otros, mal. Entre los que lo hicieron peor está Venezuela, que gastó y gastó y no tuvo un rendimiento adecuado. Ya no vivimos un momento eufórico, tampoco se avecina una crisis, pero el viento ya no sopla hacia arriba. Hoy se imponen la sobriedad y el realismo; algunos se arrepentirán de no haber invertido en lo necesario.
¿Cómo ve al Perú? Vivimos una especie de euforia…Vive uno de sus mejores momentos históricos, con crecimiento económico, con mejorías sociales, con inversiones en infraestructura y, sobre todo, con una continuidad democrática bastante estable, sobre todo, en el mantenimiento de las líneas generales de la macroeconomía. Claro, subsisten sus déficits sociales, educativos, etcétera.
¿La economía puede estar bien y la política estar en crisis?El autoritarismo nunca es bueno, haya economía en auge o haya economía en crisis. El autoritarismo no es solución ni para los momentos extremos: lo demuestra la historia de América Latina. La política requiere madurez y partidos políticos estables. Hoy en Latinoamérica Latina hay buenas noticias: En México hay rotación de partidos y no hay tragedias; en Brasil ya hay partidos políticos estables. Claro, preocupa la situación que vive la libertad de prensa en Venezuela, Argentina y Ecuador. No hay que olvidar que la libertad de prensa es la garantía de las otras libertades.
¿Qué piensa de José Mujica? Es visto con mucha simpatía.Usted y yo somos periodistas y sabemos que nunca hacemos notas sobre lo ordinario, sobre lo común, sino sobre lo curioso. Mujica no solo es distinto en América Latina sino también en mi país (risas). Estuvimos en las antípodas: él fue guerrillero y yo defendía la democracia. Nos saludamos con respeto, pero discrepo con su historia. Mujica no tiene voluntad ejecutiva, no cree en el Estado, no le gustan los funcionarios estatales: es un neoanarquista romántico, y él mismo reconoce que las cosas no funcionan, que ha fracasado.
AUTOFICHA
- El gobierno de Rafael Correa es eficaz, pero no ha sido respetuoso de la libertad de expresión. Ojalá esta situación cambie porque refleja su fragilidad política.
- Todos hablan de la educación y de su valor, pero como sus resultados no son instantáneos ni para la foto, los gobiernos no se preocupan por ella.
- Chile es un modelo económico y democrático, pero no es un modelo educativo. Se trabajó mucho en la cobertura, pero es una educación cara, discriminatoria.
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