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Lo mejor es que el TC zanje el asunto
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Conviene que el TC vea el fondo del asunto sobre la disolución del Congreso y determine, de una vez, que no hubo golpe de Estado. A la larga, es mejor zanjar el tema y evitar que luego se quiera cambiar el sentido de la historia, que, como comentó ayer AAR, es uno de los deportes favoritos del fujiaprismo y sus satélites.
Que la demanda haya sido admitida no es una victoria de los congresistas disueltos ni una forma de darle la razón a Olaechea, sino la posibilidad necesaria de que institucionalmente el TC establezca criterios y límites sobre la cuestión de confianza, la disolución del Congreso y hasta sobre las funciones de la Comisión Permanente. La política ha demostrado ser incapaz de dar contenido ahí donde se han evidenciado vacíos, así que no hay nadie mejor que el TC para aclarar el panorama de cara al futuro.
Que el TC dirima siguiendo las recomendaciones de organismos internacionales, incluidas las que dio la tan manoseada Convención de Venecia, es la mejor muestra de que no vivimos en una dictadura, como algunos congresistas disueltos y sus operadores insisten en repetir.
Lo que es un hecho es que la historia ya se está escribiendo: el JNE convocó a elecciones y estas no se van a detener. En el verano de 2020 deberíamos tener nuevos legisladores y, con suerte, criterios claros definidos por el TC que ayudarán a navegar mejor la siguiente crisis entre el Legislativo y Ejecutivo.
De taquito: hoy vence el plazo de la inmunidad parlamentaria que tuvieron los que fueron parte del Congreso disuelto y no son miembros de la Comisión Permanente. Aunque esta inmunidad levantada sea para delitos comunes, pues aún les quedará el antejuicio para los casos de delitos de función, varios tendrán que enfrentar a la justicia. Vamos a ver si siguen igual de envalentonados.
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