Luis Davelouis: El demagogo oportunista

En marzo del 2006, tenía muy pocos meses en el oficio periodístico. Venía del mercado de capitales –del que me fui harto y desengañado de la humanidad– y encontré esperanza en el diario La Primera, que aún dirigía Juan Carlos Tafur (mi primer empleo como periodista). Una tarde, una colega me dice "Alan García quiere conversar contigo". Por supuesto, eso no tenía sentido. ¿De qué podría querer conversar un ex presidente con un periodista bisoño como yo?

Esa mañana se había estado discutiendo si el Impuesto a la Renta (IR) debía o no calcularse antes o después de que las empresas repartieran utilidades a sus trabajadores y García necesitaba que se lo expliquen. Ignoro por qué llamó a La Primera.

Le expliqué a García que la Sunat había decidido que las empresas calcularan el IR antes de que se repartieran las utilidades, lo que recortaría el monto que recibirían los trabajadores. El ministro de Economía de entonces, Fernando Zavala, se enfrentó a la Sunat afirmando que esa interpretación de la norma no podía afectar las utilidades de los trabajadores del 2005.

García me agradeció y se despidió. Yo volví a mi lugar y puse Canal N, donde estaban repasando las noticias de esa mañana. García había estado criticando al gobierno y a Zavala por intentar "perjudicar" a los trabajadores "vulnerando" sus derechos. A esa hora y mientras decía eso, García no tenía idea de lo que decía, pero lo decía igual. Tremendo político. En la semana, el ex presidente llamó "velasquista" al Plan de Diversificación Productiva del ministro de la Producción, Piero Ghezzi. Por supuesto, García no lo ha leído porque, si lo hubiera hecho, sabría que no lo es. Así que, ministro Ghezzi, never mind García. Lourdes, mira con quién te has metido.