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Luis Davelouis: Descansa en paz
“El Estado no podía reconocer su existencia porque no se sabía quién los había matado, se necesitaba un forense especializado y fiscales y, sobre todo, un responsable”.
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Ayer, a empujones y con el plazo venciéndose, el presidente Ollanta Humala promulgó la Ley Nº30470 o de Búsqueda de Personas Desaparecidas, a través de la cual se encarga al Ministerio de Justicia "diseñar, establecer, ejecutar y supervisar el Plan Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas durante el período de violencia 1980-2000".
Al amparo de esta norma, cualquier familiar o entidad competente podrá solicitar información sobre las personas desaparecidas en el periodo mencionado a manos de Sendero Luminoso, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru y las FF.AA. También se creará el Registro Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y de Sitios de Entierro, que servirá como base para la búsqueda e identificación de las víctimas.
Es un tremendo avance en el camino de la reconciliación nacional. Si aún quedan heridas abiertas y en carne viva, esta era una de las más grandes, porque se estima que son alrededor de 15 mil las personas que permanecen desaparecidas. Y sí, probablemente muertas.
Y no es que no se supiera en dónde estaban. Algunas fosas comunes se han convertido en lugares de peregrinación de los familiares de las víctimas que están enterradas allí. Pero el Estado no podía reconocer su existencia porque no se sabía quién los había matado, se necesitaba un forense especializado y fiscales y, sobre todo, un responsable. Esto último hacía improbable que la ley que se acaba de aprobar fuese aprobada: ¿y si fueron las Fuerzas Armadas?
Para quienes creen en las almas, la vida después de la muerte, a estas víctimas recién se les podrá dar cristiana sepultura para que descansen en paz. Para los más pragmáticos, son sus familiares, los que quedan, quienes tendrán un pequeño alivio. Un poquito de justicia.
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