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Luis Davelouis: Inflación vs. PBI
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PPK decía que la inflación es un impuesto a la pobreza y eso es cierto. Que todas las cosas suban de precio es un proceso natural, esperado y esperable en una economía que se expande, pero que algunos bienes –como alimentos o servicios básicos– suban tiene un costo mucho más alto para las personas con menos recursos. Que el pan pase de costar S/.1 a S/.1.20 no tiene nada de dramático si usted gana S/.10 mil al mes, pero el asunto cambia drásticamente si usted gana S/.750 o menos, como la gran mayoría de peruanos.
Pues bien, la inflación este año superará la meta del Banco Central de Reserva (ubicada entre 1% y 3%), pues hoy, a medio año, ya es de 3.01%. De acuerdo al Departamento de Estudios Económicos del BCP, esta situación se debe, en parte, al alza del tipo de cambio que encarece los productos importados (se necesitan más soles para comprar un dólar). Esto no tendría nada de terrible si los ingresos de todos los trabajadores estuvieran en dólares, pero no es así.
¿Qué nos queda? Si los precios suben y la economía crece, y con ello genera riqueza y puestos de trabajo, no hay tanta urgencia, porque una buena redistribución desde el Estado puede compensar tal alza de precios. Tampoco es el caso. De hecho, hoy los más optimistas piensan que la economía crecerá apenas un 2.5%, es decir, quizá sea el crecimiento hacia fin de año, salvo que suceda lo impensable (como que funcione Tía María o se descubra una mina de uranio en Puno).
A ello hay que sumarle que la creación de empleo se ha desacelerado y que la gente que no tiene trabajo no consume lo que las empresas producen. Por cierto, según una encuesta de la consultora Manpower, solo el 14% de los empresarios piensa que habrá de contratar a alguien más hasta setiembre.
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