Luis Davelouis: ¿Le sorprende?

¿Le preocupa que haya un candidato a la presidencia como César Acuña entre los cuatro primeros puestos? ¿Le asusta que tenga posibilidades? ¿No entiende por qué alguien votaría por él? ¿Por qué? ¿No que el emprendedurismo salvará al Perú? ¿No que los valores del mercado que crea oportunidades para quienes están atentos y tienen el arrojo suficiente son buenos para todo y todos? ¿No que el éxito es síntoma de ser trabajador y perseverante? ¿No que el éxito se mide con la consecución de objetivos mensurables como, por ejemplo, dinero, reconocimiento y títulos?

¿Por qué se asusta si Acuña es y tiene todo eso? Acuña no vende drogas, ni siquiera tiene una tabacalera o una cadena de bares con licores pateados. No, Acuña es dueño de tres universidades y, al menos en papeles –que es todo lo que importa, ¿cierto?– fue un estudiante y hoy un profesional esforzado. Y sí, aunque ha tenido una trayectoria política cuestionada, no ha sido más que aquellas de Keiko, Alan, PPK o Toledo y ninguno de esos le preocupan. Total, si votará por Keiko, Alan o Toledo es que a usted no le molesta tanto ni la corrupción, ni la violación de DD.HH. ni el lavado de dinero. Tampoco le preocupan los conflictos de interés, si es que votará por PPK.

Ser empresario y tener dinero para consumir tiene un alto valor en el Perú de hoy. Consumir es un indicador de bienestar y de felicidad. El clientelismo no funcionaría entre una población rebosante de valores morales o éticos o de plata. Pero funciona. Si antes se sospechaba del que había alcanzado el "éxito" ("las tierras se las regaló el gobernador que era su primo", "llevaba drogas en sus botes pesqueros" o "era la única agencia bancaria que cambiaba dólares en la selva") hoy se le aplaude.

No se angustie, no sea hipócrita.